Uno vuelve a sus viñedos favoritos como venado al abrevadero

 

Si un ladrón tuviera a bien robarme el mes de abril como dice la rolita, tal vez dejaría de sumarle tantísimas vueltas solares a esta canija vida donde el vigía avista el medio siglo como una isla ya no tan lejana, pero me privaría de momentos como estos. Muchos de los más memorables veintiunos de abriles han transcurrido en la embrujada tierra ensenadense con quienes más amo y hoy no fue la excepción. Un oasis en la Cenicienta pacífica en medio de una vorágine laboral. Uno vuelve a sus viñedos favoritos como venado al abrevadero y las noches en el Hussongs siguen siendo tan divinamente caóticas y divertidas como hace 20 años. Nuestra norteña fiesta pagana y el espíritu del vino reinventando su danza.