Mil dudas y una sola certeza: hay algo podrido en Tijuana.
Las puertas del infierno están abiertas y los demonios andan sueltos en
Baja California. La noche del viernes volví a ver a Lourdes Maldonado después de
muchísimos años. Fue durante la vigilia en honor de Margarito Martínez en la
glorieta de las Tijeras. Ahí Lourdes tomó el micrófono y habló fuerte como es
su costumbre. Menos de 48 horas después recibo la noticia de su muerte. Sin información
oficial aún, lo que se sabe es que Lourdes Maldonado fue ejecutada de un disparo
en la cabeza afuera de su domicilio en Santa Fe. La misma cofradía de colegas
que el viernes acudieron al entierro de Margarito, ahora están en la puerta de
la casa de Lourdes recabando los primeros datos sobre su asesinato. Mucho más
no se sabe. Así es la vida de los reporteros tijuanenses.
Conocí a Lourdes en 1999, cuando era reportera de Televisa Tijuana. Brava,
polémica, echada para adelante y muy de armas tomar. La recuerdo muy cercana a
Jorge Hank durante el XVIII Ayuntamiento, que fue cuando más nos tocaba
coincidir en Palacio Municipal. No éramos amigos pero respetaba su trabajo.
¿Qué carajos está pasando? Dos periodistas tijuanenses asesinados en la
puerta de sus respectivos domicilios en menos de una semana. Dos periodistas
que ya habían manifestado públicamente temer por sus vidas. No voy a sacar
conclusiones ni a arrojar hipótesis. Para eso hay una Fiscalía y un nuevo
fiscal que tiene mucha tarea por delante. Ni en su peor pesadilla se imaginó Iván
Carpio las brasas ardientes que ahora tiene en sus manos. Doña Blanca anda de
parranda en nuestra ciudad. Mil dudas y una sola certeza: hay algo podrido en
Tijuana.