¿Podrá atar cabos Atalo? Tantísimas dudas y ninguna certeza.
En los días de este enero tan hostil me ha dado por
releer los libros del colega Javier Valdez Cárdenas y me patea en el alma ver la dedicatoria general que escribió en la
primera página de su libro Narcoperiodismo: “A
los periodistas mexicanos valientes y dignos, exiliados, escondidos,
desparecidos, asesinados, golpeados, atemorizados y pariendo historias, a pesar
de la censura y los cañones oscuros.” Menos de un año después de la
publicación de ese libro, los cañones oscuros acabaron con la vida de Javier. En
su libro yacía su propio epitafio. Del 2000 a la fecha, la organización
Artículo 19 ha documentado 148 asesinatos de periodistas en México. De ellos
136 son hombres y doce son mujeres. ¿Qué pensaría el gran Javier de todo lo que
está pasando? Aún me estremece ver la fotografía del sombrero ensangrentado en
esa calle de Culiacán. Lo terribles es
que desde que Javier fue asesinado, el 15 de mayo de 2017, la masacre no ha parado.
Por lo pronto, el gobierno estatal ha anunciado la
creación de una fiscalía especializada para la investigación de estos crímenes.
Miren colegas, no se trata de echar la sal o de aguar las buenas intenciones, pues
todos en verdad deseamos que estos
crímenes se esclarezcan, pero si revisamos la historia desde los tiempos del
infortunado Colosio, la triste realidad es que cuando en este país se crea una
fiscalía especializada, es sinónimo de ambigüedad, tortuguismo, enredos
laberínticos y cero resultados. El reto es duro y de lo más complejo,
pues también existe el riesgo de que la extrema presión política y mediática
apure a la fiscalía especializada a sacar de la manga una resolución
precipitada y mal armada en donde se fabrique un culpable.
El fiscal especial bajacaliforniano se llama Atalo
Machado Yépez y yo pregunto como mi colega Chirinos ¿Podrá atar cabos Atalo?
Tantísimas dudas y ninguna certeza.