Sin embargo, muchos hablarían de brujería y de manipulación diabólica…
¿Será ésta mi nueva imagen en un futuro ya no tan lejano?
Sucede que Carol me ha prestado sus recién estrenados lentes y (oh sorpresa) me
han sentado de maravilla. Una nueva perspectiva espacial se desplegó ante mis
ojos. Incluso manejé con ellos y me sentí muy a gusto. ¿Acaso necesito lentes y
no lo sabía? Buena parte de mi día se consume leyendo y escribiendo, mirando fijamente
una pantalla o un papel. ¿Habrá llegado el momento de hacerme el examen de la
vista?
Si bien, existen indicios
de artefactos ópticos desde épocas tan remotas como el Antiguo
Egipto, se atribuye al florentino Salvino D’Armato degli Armati la
invención de las gafas modernas a finales del siglo XIII. El diálogo de Fray
Guillermo de Baskerville y Nicola en El Nombre de la Rosa de Umberto Eco relata
este acontecimiento:
Nicola cogió la horquilla que Guillermo le ofrecía. La
observó con gran interés, y exclamó:
“– ¡Oculi de vitro cum capsula! ¡Me habló de ellas
cierto fray Giordano que conocí en Pisa! Decía que su invención aún no databa
de dos décadas. Pero ya han transcurrido otras dos desde aquella conversación.
– Creo que se inventaron mucho antes -dijo
Guillermo-, pero son difíciles de fabricar, y para ello se requieren maestros
vidrieros muy expertos. Exigen mucho tiempo y mucho trabajo. Hace diez años un
par de estos Viteri ab oculis ad legendum se vendieron en Bolonia por seis
sueldos. Hace más de una década el gran maestro Salvirio degli Armatí me regajó
un par, y durante todos estos años los he conservado celosamente como si
fuesen, como ya lo son, parte de mi propio cuerpo”.
¡Qué maravilla!
-seguía diciendo Nicola-. Sin embargo, muchos hablarían de brujería y de
manipulación diabólica…
Siete siglos después la cosa no ha cambiado mucho que digamos. ¿Tiempo de
emular a mi tocayo Guillermo?