Eterno Retorno

Friday, April 09, 2021

Baudelaire cumple 200

 


La canija posteridad tan jija de puta lo puso a dormir el sueño eterno en la misma tumba de su padrastro al que tanto odiaba, pero al menos le quedó el consuelo edípico de yacer también junto a su madre, de la que siempre estuvo enamorado, antes de desbarrancarse en el embriagante abismo sifilítico de Jeanne Duval. Me estrené como su “hipócrita lector” (su semejante, su hermano) en la altamar de la adolescencia. Lo leí por vez primera (lo recuerdo muy bien) en la biblioteca Fray Servando de la Macro y entonces empecé a intuir que el elixir del mal contiene gotas sublimes y el alma es un artificio. También fui aprendiendo a descubrir una enigmática belleza en lo más mórbido del entorno. Lo confieso: me sacudió las entrañas y hasta tuve el desparpajo de querer emularlo desparramando (y lo que es peor: publicando) deformes engendros a los que me atrevía a llamar poemas.

Mallarmé se inspiró frente a la “boca sepulcral de cloaca y babeó barro y rubí” en Montparnasse, el sitio donde hoy deberán brotar mil flores malignas y enfermizas. Sería bueno que esta noche sus vecinos salieran de sus sepulcros a ponerse una parranda. Entre los comensales creo descubrir a Simone y Sartre, Carol y Cortázar, Serge Gainsbourg y sus mil colillas de Gitanes, Ionesco, Beckett, Vallejo y Duras, aunque ningún vecino tan cercano como Don Porfirio.

Por lo que a mí respecta, este viernes es tiempo de burlar lo artificial del paraíso y confeccionar ramos de flores malignas y enfermizas para enviar a Montparnasse. Hoy todas las serpientes danzan y la piel de Venus es negrísima. Hoy retozaremos con lúbricas carroñas. Hoy libaremos licores malevos a la salud de un señor llamado Charles Baudelaire que este día 9 de abril cumple dos siglos haber irrumpido en este mundo.