Eterno Retorno

Wednesday, March 24, 2021

la primaveral saudade que nos invade

 



Era un cuerpo muy pequeño, pero albergaba tanto amor y energía, que ahora el vacío de su ausencia es abismal. Al final  Canica pesaba menos de cinco kilos pero su dimensión en el engranaje de nuestras vidas era absoluta y marcaba la temperatura emocional del día a día. En esta casa vivió a nuestro lado por trece años. Su camita en la sala, la puerta de la cocina adaptada para que entrara y saliera, su plato con agua y comida encarnan la primaveral saudade que nos invade. Ahora toca ir a recoger sus cenizas, el último vestigio de su omnipresencia.   

Después de vivir más de doce años derrochando vitalidad y energía, la insuficiencia renal y el cáncer comenzaron a hacer estragos en su cuerpo. Como familia tuvimos la fortuna de poder asistirla y cuidarla durante el tramo final de su vida, un tiempo en que apenas salimos de esta casa.   El pasado otoño estuvo a punto de morir. Contra todos los pronósticos y desafiando la concluyente sentencia de varios veterinarios, Canica burló a la muerte un par de veces y su llamita vital volvió a encenderse para pasar una Navidad más con nosotros, aunque los estragos en su cuerpo ya eran inocultables. Al final, es imposible no ver en su destino una versión en cámara rápida de nuestra propia existencia.