lo afilado de la guadaña
Hace un momento, hurgando en tu viejo
celular, tropezaste con la foto de la
última Navidad y sólo entonces reparaste en lo afilado de la guadaña que en
menos de un año segó de tajo a todas las
personas que formaban parte de esa
difusa ambigüedad a la que podríamos
llamar (o haber llamado) tu vida. Aquello fue como un ciclón barredor,
un hoyo negrísimo en forma de aspiradora que fue chupando todo a su paso. En la
imagen junto al arbolito - que hace un año todavía era verde- había ocho
personas. Hoy sólo quedan tú, Mateo y el árbol seco, con las esferas y la
corona colocadas sobre ramas ralas y quebradizas.