Eterno Retorno

Thursday, January 07, 2021

El Partido Trumpista y el final de la era del bipartidismo

 


Bueno ¿Y qué fregados creen ustedes que vaya a pasar con Trump en el futuro mediano e inmediato? ¿Se irá a su casa a jugar golf luego de auto perdonarse? ¿Le abrirán un proceso penal para llevarlo a un calabozo como tantos de nosotros deseamos? ¿Se preparará para volver a competir como candidato en 2024? Corren apuestas señores, pero mi pronóstico es que Trump acabará de romper con el Republicano (que ya parece empezar a darle definitivamente la espalda) y fundará su propio movimiento. Si tiene dudas, puede pedirle consejos a su buen amigo tabasqueño, quien nunca lo dejará abajo. Mejor tener su propio partido en donde funja como dueño, patriarca y sumo sacerdote sin nadie que dispute o cuestione su autoridad. Una suerte de Morena en versión redneck. Podría ser el partido M.A.G.A., el “Greatest and Strongest Party Ever”, el partido Stay Strong, el Alternative Fact, el Proud Boys Party o simple y llanamente el Partido Trumpista para acabar pronto. Llámalo como quieras. A lo mejor el 6 de enero de 2021 representó el final de la larga era bipartidista en Estados Unidos. La paradoja es que Trump, non plus ultra del despotismo materialista y el producto más burdo del capitalismo salvaje, acabaría por convertirse en un líder anti-sistema, un rebelde punk dedicado a combatir al “corrompido establishment”, representado por el Partido Demócrata, el Republicano, CNN, New York Times, Washington Post, Facebook y Twitter. A lo mejor Trump contrata a unos nerds de Silicon Valley y acaba creando su propia red social para poder prescindir de la bendición de Zuckerberg (a quien sin duda considera como un corrupto aliado de la élite política). Acaso acabe por fundar o empoderar sus propios medios de comunicación llenos de verdades alternativas y teorías de conspiración, su propio mundo dedicado a torpedear y bombardear la política estadounidense y mundial desde una trinchera en donde solo existirá su verdad y su visión del mundo. No lo echen a saco roto: en este momento, un hipotético Partido Trumpista sería incluso más poderoso que el propio Republicano (que sin duda sufrirá mucho para volver a encontrar su rumbo y su lugar en el tablero de ajedrez). Con un capital político de 70 millones de votos se puede poner un país de cabeza. Basta con que la tercera parte de esos 70 millones le siga siendo fiel y lo apoye ciegamente, lo cual no me parece improbable. Trump, al igual que su homólogo mexicano, ha sabido encarnar y hacer suya la voz, la rabia y el resentimiento de millones de ciudadanos que seguirán estando ahí, queramos o no. Estados Unidos ha cruzado un umbral en su historia. ¿Bedtime for Democracy? Veremos si los Dead Kennedys tuvieron razón.