¿Y qué es lo que delata su presencia? Sí, lo adivinaron: el pinche hedor. Habrá quien diga que es fácil confundirlo con el de animales, y si algo sobra en esta ciudad son perros muertos, pero una vez que has olido el cuerpo en descomposición de un ser humano sabrás que no puedes confundirlo con el de un cánido.
Claro, la pestilencia no es nuestro único problema. Bueno fuera. También los rompecabezas nos dan a llenar y esa mórbida costumbre de destazar y desparramar no era común en mis tiempos de reportero policiaco. Ahora los cuerpos aparecen en pedacitos y regados en diferentes partes. Lo de cortar cabezas tiene algún tiempo que es pan de cada día, pero parece ser que el último grito de la moda criminal es rebanar en chingo de fragmentos. Las manos por aquí, la lengua por acá, los dedos, las orejas, los ojos o el pito, que nunca falla, colocados en algún lugar estratégico para que quede bien claro el mensaje. El que quiera entender que entienda. Lenguajes de la maña que entre ellos captan a la perfección. Para nosotros solo representa más jale.
Friday, March 13, 2020
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