Nadie puede decir que alguna vez haya dejado de ser un trabajador pulcro. Ninguna universidad expide un título de licenciatura que certifique mis habilidades, pero a estas alturas tengo nivel de doctorado. Ejerzo y he ejercido dos profesiones, pero hasta ahora nunca las he mezclado. Por eso este trabajo - que representará mi jubilación definitiva- resulta algo novedoso en mi carrera. Jamás he matado luciendo mi traje de mesero.
José de León Toral, que no era ni de lejos un profesional como yo, tuvo el pulso y la sangre fría para dibujar una caricatura de Álvaro Obregón con la misma mano que instantes después empuñaría la pistola y jalaría seis veces del gatillo. Toral no fue limpio y seguro estoy que ha de haber tenido una tembladera de la chingada y un sudor de hielo, pero al final de cuentas fue efectivo y mató al presidente electo. Yo no voy a dibujar una caricatura, sino que voy a preparar una ensalada César siguiendo paso por paso mi teatral ceremonia. Una vez servido el plato, mi mano izquierda empuñará la Beretta y pondrá dos balas (sólo dos) dentro de la cabeza de Claudio del Real Bernat, gobernador constitucional de Baja California. Será mi formal y gloriosa despedida de ambas profesiones.
Sunday, March 15, 2020
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