Ninguna estación nos habla tanto al oído como el otoño 🍂; ninguna tan cargada de simbología y dejá vu. Es la estación del Eterno Retorno, del vaivén de los ciclos, la estación de los fantasmas y los presagios. El viento, la luz, las nubes, el mar, todo parece querer decirte algo y todo es inconfundible. Sientes el aire en tu cara y la esencia otoñal se regodea en su omnipresencia. Esta sensación no te acompaña en ninguna otra época del año. Todo parece traer consigo un acertijo o un mensaje oculto. Tal vez no es tan elegantemente rojo y amarillo como el de Nueva Inglaterra, pero les juro que el otoño de Baja California tiene personalidad. La primera vez que puse un pie en esta tierra era octubre y en estas fechas Carol y yo solíamos estar a la víspera de viajes, haciendo preparativos. En días como éste brotaban noticias y cambios de rumbo mientras la niebla es retada a duelo por el viento de Santa Ana y las duermevelas yacen pobladas por furtivas historias que se vuelven arena mojada al llegar el alba e intentar atraparlas en la jaula de un párrafo. No, el otoño no se deja agarrar.
Pd- Ahora muchas de las fotos las tomó Carol.
Thursday, October 10, 2019
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