Hubo un tiempo que la escritura se colmaba a sí misma. La etapa embrionaria y encabronadamente honesta en que escribía por el puro y vil placer de hacerlo, sin siquiera pensar en que alguien en el mundo pudiera leerme. Escribir era un fin en sí mismo que alcanzaba su clímax en el acto de garabatear. Desde el orwelliano y heavymetalero año de 1984 empecé a llevar un diario al que podríamos denominar íntimo. No era que escribiera cosas prohibidas o temas de los que pudiera avergonzarme, pero asumía y daba por hecho que aquello era solo para mí y ni siquiera me pasaba por la cabeza la idea de leérselo a alguien. En cualquier caso catastrófica caligrafía de patas de araña me blindaba contra cualquier lectura indiscreta. Aunque alguien me hubiera robado el cuaderno la única certidumbre es que no habría entendido un carajo. Tuve también algunos escarceos con ficciones que garabatee de manera natural y con las que no esperaba llegar a nada. De una u otra forma la continuación de aquellos cuadernos que nunca interrumpí del todo fue este blog, que mantengo ininterrumpidamente desde 2002
Sunday, October 06, 2019
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