Eterno Retorno

Monday, September 11, 2017

Por herencia tengo una piedra, que sólo yo sé proveniente de la Zona Cero. Es una cuestión de fe, pues es sólo una roca, sin sello de subasta que la acredite como un pedazo de las torres derrumbadas. Guardo también una banderita regalada afuera del Yankee Stadium en una misa multitudinaria, una credencial que me acredita como rescatista sin serlo y algunas malas fotos impresas que aparecen y desaparecen a placer dentro del perpetuo caos de mi biblioteca. Sobrevive un diario de falsa piel vacuna donde liberé pensamientos al vuelo, junto a las notas que publiqué en Frontera a lo largo de más de tres semanas y algunos recuerdos difusos, rayanos en la ficción. Aún no ponía en marcha mi blog y por su ausencia brillaban Facebook, Twitter y compañía. Permanece por siempre en mis oídos el God Hate Us All de Slayer, mi apocalíptico sountrack, omnipresente en mis audífonos mientras escribía mis notas en un pequeño cuarto en el Herald Square Hotel. Con relativa frecuencia me preguntan cuál ha sido la experiencia más extrema e intensa vivida en mis años de reportero. Mi respuesta es que las calles de Tijuana siempre han sido un cuerno de la abundancia cuando de narrar historias se trata, pero acaso por su trascendencia, dimensión e impacto para la humanidad, mi catarsis periodística haya sido caminar sobre los restos de las Torres Gemelas en septiembre de 2001. El detalle es que la posteridad, los recuerdos y ese canijo duende al que algunos llaman inspiración narrativa, suelen ser caprichosos e impredecibles a la hora de transformarse en relato. A diferencia del personaje de mi cuento, yo sí llegué a mi cita con la Historia. La hija de la chingada pasó frente a mí a bordo de dos aviones y yo me fui a corretearla allá por los rumbos del Hudson. Sí, acudí a mi cita, pero el 11 de septiembre sigue siendo una deuda pendiente en mi vida. Mi mayor deuda sin duda. Algo de lo que he hablado y escrito muy poco. Extraño, pues otras experiencias reporteriles menos trascendentes sí las he transformado en relato. Me queda la historia de lo que pude haber escrito y no escribí y lo que acaso algún día escriba, aunque tampoco estoy tan seguro.