Eterno Retorno

Monday, May 15, 2017

Javier Valdez puso nombre y rostro a quienes en una guerra son sólo estadística. Contó las profundidades de la historia de los que están condenados a ser nota roja de cuatro párrafos y reflejó en la mejor narrativa periodística el alma de aquellos que estaban destinados a ser morboso escándalo de página policiaca. Javier retrató a niños sicarios y a reinas de la belleza transformadas en matronas de la mafia y las narró con sangre en las venas y sudor en el rostro. Nos contó las vidas de los mil y un reporteros de tropa, soldados de trinchera como él que dejan la piel y la vida en un reportaje. Lo conocí en noviembre de 2013 en Mochis cuando me acompañó a presentar el Tigre Blanco en la Plazuela 27 de Septiembre. Una noche inolvidable. Un año después tuve la fortuna de volver a compartir la mesa con él en una charla al aire libre en el Jardín Velasco de La Paz. Hace un par de años coincidimos en el estudio de Síntesis Televisión y le di aventón a la feria de Tijuana. Nos agarró un tráfico perro en la rampa de la UABC y tuvimos más de una hora para platicar largo y tendido. Nunca dejé de admirar su fortaleza y su vocación de reportero partisano, su aferrado compromiso con el oficio, su don natural de contador de historias pero sobre todo su sencillez tan norteña, su trato tan franco. Ni los premios ganados en racimo ni sus libros siempre exitosos le quitaron la esencia y el espíritu de reportero de a pie y así, caminando y reporteando en una calle de Culiacán fue acribillado esta mañana. No sé si la tristeza es más fuerte que la rabia o la impotencia o las pinches ganas de pegarle a la pared y gritarle al vacío o a Los Pinos o a Bucareli que esta tierra y este oficio se están desangrando, que en este infierno estamos ardiendo todos, que hoy estamos a merced de los cobardes que acribillaron a Javier por la espalda, a disposición de la basura humana que impone su ley de plomo en este país. ¿Llegará el día en que este horror sea historia? Hoy el doceavo río de Sinaloa es el de la eternidad, por el que ahora navega Javier. Grande colega. De acero en la vida y en la muerte. Este río no dejará nunca de fluir.