No había sombras ni espectros de paternas figuras en la atmósfera, pero en torno a la obra a representarse no albergo duda alguna: se trataba de Hamlet y podría verla en exclusiva, en una suerte de velada premier para un selecto club (acaso con más pinta de secta que de club, aunque eso, en realidad, no importara demasiado).Tampoco hay titubeo alguno sobre la sede: se representaría en el teatro del Cecut y aquello apestaba al globo shakespereano. Pura esencia isabelina. Deambulábamos en los alrededores del telón entre oscuras escalinatas y algún dilema arrastraba yo en torno a gratitudes no expresadas a tiempo, alguna incertidumbre sobre la media noche, alguna intuición de las muertes por venir.
Monday, October 31, 2016
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