Tu Baja Noir no es una trama sino un amasijo de muertos mostrencos sin nombre ni historia. Por ahora es misión cumplida. La foto de la cabeza mal cortada ya está en tu blog y en plena madrugada ha pepenado ya catorce comentarios, escritos por los morbosos de siempre, tus fidelísimos fans que cada noche aguardan el reciclaje del gore. La camioneta del Semefo ya ha recogido los despojos y no puedes evitar tu sonrisita de satisfacción cuando ves llegar a Noe Chapa, el muertero del Patriota, el diario competencia que al menos en fotos criminales no puede competir contigo. Hace muchísimas madrugadas que Noe no te gana una carrera. Mucho menos los de la televisora local, cuya guardia suele dormir la mona.
Dentro de unas horas sonará tu celular y Noe, o cualquier otro competidor, se morderá un huevo y se tragará el orgullo para pedirte si no te sobra por ahí alguna fotito que le vendas y tú, solícita, siempre atenta, le enviarás alguna imagen regularcita del decapitado, nada del otro mundo, pero sin duda algo mejor que la imagen sosa de una ambulancia.
Es tiempo de regresar la redacción. La humedad de las cuatro de la mañana se ha impregnado en el parabrisas de tu Hondita y aún no enciendes el motor cuando la radiofrecuencia escupe un posible 12-17. No parece ser ser ahora un aprendiz de sicario ejecutado a un lado del camino ni tampoco la ubicación es la típica. No es un callejón del Pípila, el Mariano o Camino Verde, sino la torre dos de New City, el condominio de ultra lujo de la Zona Río. Es tiempo de pisar el acelerador, pero antes de arrancar el motor hay una fuerza superior que te impulsa a encender el cuarto tabaco con la colilla del tercero. El cuarto tabaquito en 25 minutos. Los muertos inducen al vicio y también la certidumbre de que algo muchísimo más cabrón te aguarda en lo alto de esa torre.
Tuesday, February 16, 2016
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