Irrumpió el Pacífico, abrazo voraz en los tentáculos de su resaca, revolcadero verdugo, olas oaxaqueñas reventando en la blancura del sillón. Furiosos océanos de duermevela, capaces de hacerte despertar con los labios cubiertos de agua salada.
Deep Purple no toca en Montreux sino en un piojoso hotel pordiosero de Rosarito. Alguien ha reservado un pase rayado con plumón a nombre de Guillermo Daniel. Sobre gradas de alfombra tatemada cuatro o cinco cholos fuman aburridos. Mi cigarro rueda en la alfombra entre un mar de colillas y polvo, pero el asco no es tan fuerte que me impida seguir fumando. Intento sin éxito en enviar un texto. Deep Purple no sale.
Thursday, February 04, 2016
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