Que una banda de culto de Göteborg, Suecia, inicie su nuevo disco con unas palabras de Sobre Héroes y Tumbas es algo más que una señal y un llamado. Las palabras elegidas son pronunciadas en español por Fernando Vidal en el delirante Informe sobre ciegos. Anoche sonaron el House of Blues de San Diego. ¿Leen a Sábato los deathmetaleros suecos? Pregúntenle a At The Gates
“Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.
Dios existe, pero tiene accesos de locura: esos accesos son nuestra existencia. Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre. Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.”
Si ello no fuera suficiente, en su nuevo disco, At War With Reality, At The Gates tiene una rola llamada “Heroes and Tombs”. ¿Describirán a la hermosa Alejandra del Parque Lezama o la prefieren descendiendo al inframundo tras la iglesia de la Concepción en Belgrano o incendiando su vieja casa en Barracas después de darle cinco balazos a su padre?
Sí, lo admito, poner a Sábato en plan Death Metal fue un gancho para hacerme cruzar la línea un viernes al anochecer, pero con o sin nuevo disco, At The Gates es y será en el soundtrack de mi vida, el Slaughter of the Soul, uno de los mejores álbumes de metal extremo de todos los canijos tiempos pasados y futuros (para algunos es el Reign in Blood escandinavo). Por lo que a mí respecta, el Matadero del Alma me voló la cabeza hace exactamente dos décadas y anoche fui solo y mi alma a escucharlo tocar en vivo (hiciste falta Octa) Dos bandas suecas y una polaca. The Haunted espeta su jarcor técnico, despiadado y sin compromiso. Muchos años después recordaré la noche en que estando en la zona de batalla esperando la salida de los polacos Decapitated, la pantallita de mi celular me arrojó a la cara la muerte de Umberto Eco. Un post de José Luis Martínez me dio la primicia. El decapitado de Varsovia salió a desparramar su death ultrabrutal, pero yo - mucho más apocalíptico que integrado- solo tenía cabeza para la biblioteca del Nombre de la Rosa. Hace unos meses la escritura de un ensayo (del que escucharán hablar más adelante) me hizo releer demasiado Eco. De acuerdo, nadie acabará con los libros amigo Umberto y yo soy de los que no creo pero creo en algo. Y en esas cavilaciones estaba, esquivando putazos en el moshpit y cuerpos surfeando sobre mi cabeza , cuando salió At The Gates y pensé en Sábato y en las mil y un noches que el Matadero del Alma piró cada neurona mía y pensé que hace más de 25 años también iba solo y mi alma a aquelarres metaleros en la Arena López Mateos de Tlalnepantla donde nadie quería acompañarme porque temían no salir vivos de ahí. De Tlane siguió Factores Mutuos y ahora nos queda por herencia la casita sandieguina del blues y mi yoga metalero sigue cumpliendo con ponerme en paz y armonía con el mundo.
Monday, February 22, 2016
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