Eterno Retorno

Monday, January 18, 2016

Un octubre cualquiera, coronado por el rojo del otoño bostoniano, te subes a un avión islandés y llegas como Juan por su casa a Reykjavík. Una tarde de primavera, mientras viajas por una mojada carretera de Shanghai a Nanjing, recibes la noticia de que serás padre y el sentido de tu existencia y tu universo entero cambian para siempre. Pero tampoco es que necesite uno ir tan lejos para firmar pactos con la eternidad e inmortalizar postales. La vida diaria es un permanente exilio a sitios tan familiares como Sárdica, Yadivia o la absurda Daxdalia. Mi gratitud total a Gerardo Ortega por este viajero retrato de un errabundo que desde un tiempo para acá se la pasa inmerso en la autopista que lleva de la cama al living. http://yadivia.blogspot.mx/2016/01/daniel-el-viajero.html De la pluma de mi amigo y cómplice... A inicios de los noventa, para el joven Daniel el territorio de sus viajes eran las calles de Monterrey, de punta a punta. Sus aficiones siempre han sido el metal y en ese entonces los toquines en Factores Mutuos, o los que se armaban en El Clan, un antro de Monterrey, o los de algún rave en el Deambulatorio, donde explotaban los sonidos industriales dentro de la apagada Fundidora, y a donde alguna vez lo acompañé. La juventud y la mesura nunca han sido grandes amigas, por ello nadie presagiaba al padre modelo y al esposo de Carolina con quien está casado desde el siglo pasado. Lo que sí parecía un anticipo eran sus lecturas infantiles y el santuario de la biblioteca de su abuelo, augurio de los cientos de libros que amueblarían su cabeza. Octubre de 1996. El vuelo es Boston–Reijkavik–Londres. Primer brinco al charco. Daniel el viajero se gradúa con un bautizo sobre el Atlántico. Tiene 22 años. Visité siete países con mención honorífica a Islandia, Escocia y norte de España. Volví a Euruapan en 1999, el primero de muchos viajes con Carolina. El viaje por República Checa y Austria en 2004 fue punto y aparte. Fui a Italia en 2001; los tres viajes a Sudamérica y el de China en 2009. * Bajacaliforniano por adopción, la vida lo hizo periodista, las lecturas lo volvieron escritor, y la curiosidad le regaló ser viajero, un viajero que busca perderse. Qué clase de viajero eres, le pregunto, ahora con media película filmada. Soy mochilero y caminador, porque viaje sin caminata no es viaje. Uno de los máximos placeres que tiene la vida humana es caminar por vez primera una ciudad y caminarla sin rumbo ni guía, buscando intencionalmente perderte. Es evidente que no prefiere las rutas establecidas. ¿Qué evitas?, le pregunto. Evito lo descaradamente turístico. Evito lo hecho a priori para el turista. Tomar un tour con guía bilingüe es una aberración. El sábado 8 de mayo de 1999 Daniel y Carolina se establecieron en Playas de Tijuana, en una casa a 20 metros del mar. Hasta esta tarde han pasado 20 años, 8 meses y 20 días desde aquel hallazgo profundo de un niño rubiecito de cuatro años en Puerto Isabel, pero su impresión está intacta. Se puede afirmar que desde entonces, Daniel viaja con el mar todos los días.