Pase lo que pase al 1 de enero no le es dado renunciar a su esencia límbica. El 1 de enero no puede negarse a sí mismo ni maquillar su rostro. El 1 de enero siempre será 1 de enero y como tal debemos vivirlo. El 2 de enero, en cambio, tiene vocación apolínea. El 2 es un duende jodón con carita de responsable indicándote que ha llegado el momento de ponerte las pilas. Un trago de café muy negro y la sensación de tener una larga fila de pendientes postergados. Irremediable sentir el vértigo: voy flotando en altamar sin salvavidas. Mejor no voltear a mirar abajo. Por ahora es tiempo de empezar a cumplir con los rituales de esas enerosidades tan enerosas y enerantes. Del 4 ni hablemos. Tampoco de la lluvia por venir ni de la magra escritura cuentagotas. Yermos gajos exprimidos a un fruto seco. Enero y sus eneralidades.
Monday, January 04, 2016
<< Home