Frontera me dio lo que ninguna maestría o doctorado hubiera podido ofrecerme en el arte de contar historias. La novela Vientos de Santa Ana y los cuentos de Dispárenme como a Blancornelas nacieron ahí y hubieran sido inconcebibles sin esos diez años pateando las calles tijuanenses como reportero. Mi gratitud total a ustedes.
Iván pone el dedo en la llaga: Cada personaje resulta el susurro de aquello que pudo haber sido.
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