Delgado es guardia vieja, tropa a la antigüita que teclea con una pachita de brandy en el cajón del escritorio. Su hígado y sus neuronas arrastran una maltrecha veteranía de mil y un madrugadas de cierres mártires en redacciones piojosas, rematados con baratos alcoholes mendigados en la última cantina abierta del amanecer tijuanense.
Aunque sabes de su capacidad alacranera de picar con la cola, reencontrar a Delgado te infunde un coraje de trinchera, mismo que se traduce en una ráfaga de infundada confianza para ordenar tu caguama, aun sabiendo que tus monedas no alcanzan para semejante derroche y que la posibilidad de regresar a casa en taxi ha quedado oficialmente abortada.
Para un teporocho consuetudinario como Evelio explorar fondos caguameros es ritual de lo habitual, pero para un alcohólico en forzada e insoportable abstinencia como tú la cerveza tibia es elixir en los labios náufragos
Sunday, August 02, 2015
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