Tijuaneados Anónimos
Tijuaneados Anónimos, el documental ideado, realizado y producido por Bulbo, es ya una realidad. Me siento afortunado y agradecido por haber sido parte de esta historia. La noche del viernes, en función especial, vimos por vez primera este documental que sin duda dará de qué hablar. Debo decirlo con toda franqueza: Tijuaneados Anónimos superó y por mucho mis expectativas. Ana Paola Rodríguez y José Luís Figueroa simplemente se la rifaron. Soy y seré siempre un ignorante total en materia de cine y nada puedo aportar en términos de producción, iluminación, tomas, etcétera. Mi criterio es el de un aficionado, el de un tipo que fue a ver una película y salió más que satisfecho y no solo por el hecho de tratarse de mi ciudad. Creo que si yo hubiera visto un documental así sobre una ciudad de Ucrania, Bielorrusia o Corea o cualquier lejano país que se les ocurra, mi satisfacción hubiera sido la misma. La originalidad del planteamiento, la crudeza de los temas, la honestidad de los participantes, hacen de Tijuaneados Anónimos una obra que cala profundo. Sí, yo también me siento un Tijuaneado Anónimo. Es una enfermedad incurable, aunque el primer paso es reconocerse como enfermo. En efecto, me siento absolutamente tijuaneado y me siento orgulloso de haber podido colaborar, aunque sea un poquito, con este proyecto. Tijuana vive tiempos crueles, rudos en extremo y parece ser que esta ciudad castigada es fuente de inspiración, una musa capaz de extraer la mejor vena creativa de sus habitantes.
Tijuaneados Anónimos, el documental ideado, realizado y producido por Bulbo, es ya una realidad. Me siento afortunado y agradecido por haber sido parte de esta historia. La noche del viernes, en función especial, vimos por vez primera este documental que sin duda dará de qué hablar. Debo decirlo con toda franqueza: Tijuaneados Anónimos superó y por mucho mis expectativas. Ana Paola Rodríguez y José Luís Figueroa simplemente se la rifaron. Soy y seré siempre un ignorante total en materia de cine y nada puedo aportar en términos de producción, iluminación, tomas, etcétera. Mi criterio es el de un aficionado, el de un tipo que fue a ver una película y salió más que satisfecho y no solo por el hecho de tratarse de mi ciudad. Creo que si yo hubiera visto un documental así sobre una ciudad de Ucrania, Bielorrusia o Corea o cualquier lejano país que se les ocurra, mi satisfacción hubiera sido la misma. La originalidad del planteamiento, la crudeza de los temas, la honestidad de los participantes, hacen de Tijuaneados Anónimos una obra que cala profundo. Sí, yo también me siento un Tijuaneado Anónimo. Es una enfermedad incurable, aunque el primer paso es reconocerse como enfermo. En efecto, me siento absolutamente tijuaneado y me siento orgulloso de haber podido colaborar, aunque sea un poquito, con este proyecto. Tijuana vive tiempos crueles, rudos en extremo y parece ser que esta ciudad castigada es fuente de inspiración, una musa capaz de extraer la mejor vena creativa de sus habitantes.