Cae la tarde en la calle Donceles. Aquí hasta los café internet respetan el estilo de herrumbre virreinal. Escribo desde el Centro Histórico, en el ombligo mismo de esa bestia llamada política nacional. Ayer encerrado en el bunker del Trife aguardando un fallo que al final no se dio. Hoy por la mañana platicando largo y tendido con Osuna Millán en el trayecto del WTC a Palacio Nacional. La hacen de emoción estos magistrados que se han ido de vacaciones. El futuro político de Baja California se define unas horas antes de la toma de protesta del nuevo gobernador. Quieren mi pronóstico? No se hagan bolas, no hay vuelta de hoja, la gubernatura se la queda Osuna. Ni aunque le regalen un casino Caliente a cada magistrado, aquí ya no hay para dónde hacerse. BC será azul por otros seis añitos.

Mi estancia en Tenochtitlán se prolonga más de lo esperado. Ojalá Celtic Frost hubiera tenido a bien retrasar una semana su tocada y por aquí los pasaba a saludar. Un gusto reencontrarme con mi amigo Rodolfo y su familia que tan bien me ha tratado siempre, aunque me falta darles el abrazo a algunos entrañables brothers de la adolescencia a los que hace diez años no veo. A ver si nos colamos al Amèrica vs Chivas o mìnimo al Pumas vs Cruz Azul. Me gusta pasear por esta ciudad de los Palacios herrumbrosos y los mamones edificios wanabe Mannhattan (saludos Torre de Reforma) Me gusta esta ciudad sobre todo porque no vivo en ella. Bueno, luego de trabajar tan arduamente y mandar columnas, entrevistas y notas, creo que ya ocupo unos tequilas en una de las múltiples e històricas cantinas que me rodean. Salucita.