La política bajacaliforniana se cuela a los más recónditos rincones de mi subconsciente. Quisiera hablar de otra cosa, quisiera pensar en otra cosa, borrar de tajo este disco cerebral politizado, desprogramarlo y llenarlo de esas mil y un cosas más bellas e interesantes que hay en este mundo, pero no puedo. Las últimas noches he soñado con las elecciones y hasta las conversaciones de mi sacrosanto universo no laboral acaban por caer en este chapoteadero. La mejor noticia sería que todo acabara el domingo, pero me temo que sólo será el principio. Mis deseos no van acordes a mis pronósticos realistas. Jorge Hank Rhon ganará las elecciones por tres puntos. El PAN impugnará. El indigno árbitro vendido estatal será un dulce trámite para los tricolores y la cosa acabará en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (y yo mismo acabaré o espero acabar ahí, pues la última vez disfruté mucho mi breve viaje a la Gran Tenochtitlán) Irse al Trife con Hank es como irse a penales con Alemania. Los magistrados del Trife son putas caras, pero putas al fin. Ningún precio que Hank no pueda pagar. La elección se definirá a mediados de septiembre y JHR será el próximo gobernador de Baja California. ¿Significará eso mi forzado exilio?
Friday, August 03, 2007
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