La frontera de Crystal (Carlitos Fuentes reloded)
La visión romántica de Tijuana promovida por los grupos lavadores de imagen, es que la nuestra es una ciudad llena de gente buena, trabajadora y decente que debe padecer el lastre de la narcoviolencia como consecuencia de nuestra situación geográfica. Estamos a lado del estado más rico del país más rico y drogadicto del mundo, pero eso no es nuestra culpa. He oído varios miles de veces esa trillada frase, sobre todo en boca de políticos.
Esta visión se empeña en seguir viendo a Tijuana como un puente natural de la droga en su camino hacia el gran mercado.
También es común la visión de Tijuana como un sitio en donde los mafiosos se matan entre ellos y tú vives tu existencia en paz. ¿Verdad a medias o mentira total?
Tijuana sigue siendo puente, cierto, pero déjenme les cuento que últimamente le va mejor como fábrica y destino. Recuerden, estamos en la época del hágalo usted mismo y Tijuana es hoy en día una fabricota de crystal y ¿saben qué es lo peor? Que no es producto for export. Es para abastecer el mercado local, cada vez más grande por cierto. Fabricación local para consumo local. Desarrollo auto-sustentable le llaman los economistas.
Para que me entiendan y andar sin más rodeos: Nunca antes como ahora había habido tanta droga en Tijuana y nunca antes como ahora había habido tantos drogadictos en Tijuana. Casi todos, sobra decirlo, consumen crystal. Los niños llegan directo y sin escalas al cryko.
Antes empezaban con la clandestina caguama de secundaria y años después, el compa pacheco que nunca falta les daba a probar su primer toque de mota y sólo algunos, los más gruexos y locos, seguían por el camino de las drogas duras. Hoy los morritos se brincan las escalas del alcohol y la marihuana. Ni modo mi Baudelaire, pero el vino y el hash están a la baja en esta ciudad. Los teenagers del Siglo XXI llegan directo y sin escalas a la metanfetamina cristalizada. Es más barata, más potente y suele estar en la esquina de la escuela.
Tijuana ya no es la misma de 1995. Ha cambiado muchísimo en los últimos años. Las gestas épicas de los Aretes en los tiempos de los narco juniors inmortalizadas en las páginas del Zeta son literatura de época. Eran tiempos de bonanza en donde el gran negocio estaba en pasar toneladas y toneladas de mota y coca a Estados Unidos. Tiempos de glamour en los que la alta sociedad tijuanense se deleitaba casando a sus hijas con los narcojuniors y lavándoles dinero en sus inmobiliarias, lotes de autos y agencias aduanales.
Pero el crystal llegó a cambiarlo todo. Le quito glamour al asunto, aunque también anuló muchos trámites y suprimió gastos. El cryko no tienes que ir a traerlo de Colombia o Perú pues no requiere de ninguna planta exótica para su fabricación. Es 100% química la chingadera. Puedes prescindir de avionetas, barcos, trailers o pistas clandestinas para transportarlo. Tampoco necesitas sobornar aduanales. Lo puedes hacer en la cocina de tu casa. Consigue sulfato de amonia, sosa cáustica, una buena carga de efedrina o pseudoefedrina, un tambo resistente y listo calixto. No requieres cruzar fronteras. Tu mercado está aquí, en la esquina, en la escuela.
En este momento hay dos negocios en Tijuana que le dejan harta lana a la maña: Secuestrar y controlar tienditas. ¿Se habrán dado cuenta ya los soldados que se mueren de aburrimiento en los retenes?
La visión romántica de Tijuana promovida por los grupos lavadores de imagen, es que la nuestra es una ciudad llena de gente buena, trabajadora y decente que debe padecer el lastre de la narcoviolencia como consecuencia de nuestra situación geográfica. Estamos a lado del estado más rico del país más rico y drogadicto del mundo, pero eso no es nuestra culpa. He oído varios miles de veces esa trillada frase, sobre todo en boca de políticos.
Esta visión se empeña en seguir viendo a Tijuana como un puente natural de la droga en su camino hacia el gran mercado.
También es común la visión de Tijuana como un sitio en donde los mafiosos se matan entre ellos y tú vives tu existencia en paz. ¿Verdad a medias o mentira total?
Tijuana sigue siendo puente, cierto, pero déjenme les cuento que últimamente le va mejor como fábrica y destino. Recuerden, estamos en la época del hágalo usted mismo y Tijuana es hoy en día una fabricota de crystal y ¿saben qué es lo peor? Que no es producto for export. Es para abastecer el mercado local, cada vez más grande por cierto. Fabricación local para consumo local. Desarrollo auto-sustentable le llaman los economistas.
Para que me entiendan y andar sin más rodeos: Nunca antes como ahora había habido tanta droga en Tijuana y nunca antes como ahora había habido tantos drogadictos en Tijuana. Casi todos, sobra decirlo, consumen crystal. Los niños llegan directo y sin escalas al cryko.
Antes empezaban con la clandestina caguama de secundaria y años después, el compa pacheco que nunca falta les daba a probar su primer toque de mota y sólo algunos, los más gruexos y locos, seguían por el camino de las drogas duras. Hoy los morritos se brincan las escalas del alcohol y la marihuana. Ni modo mi Baudelaire, pero el vino y el hash están a la baja en esta ciudad. Los teenagers del Siglo XXI llegan directo y sin escalas a la metanfetamina cristalizada. Es más barata, más potente y suele estar en la esquina de la escuela.
Tijuana ya no es la misma de 1995. Ha cambiado muchísimo en los últimos años. Las gestas épicas de los Aretes en los tiempos de los narco juniors inmortalizadas en las páginas del Zeta son literatura de época. Eran tiempos de bonanza en donde el gran negocio estaba en pasar toneladas y toneladas de mota y coca a Estados Unidos. Tiempos de glamour en los que la alta sociedad tijuanense se deleitaba casando a sus hijas con los narcojuniors y lavándoles dinero en sus inmobiliarias, lotes de autos y agencias aduanales.
Pero el crystal llegó a cambiarlo todo. Le quito glamour al asunto, aunque también anuló muchos trámites y suprimió gastos. El cryko no tienes que ir a traerlo de Colombia o Perú pues no requiere de ninguna planta exótica para su fabricación. Es 100% química la chingadera. Puedes prescindir de avionetas, barcos, trailers o pistas clandestinas para transportarlo. Tampoco necesitas sobornar aduanales. Lo puedes hacer en la cocina de tu casa. Consigue sulfato de amonia, sosa cáustica, una buena carga de efedrina o pseudoefedrina, un tambo resistente y listo calixto. No requieres cruzar fronteras. Tu mercado está aquí, en la esquina, en la escuela.
En este momento hay dos negocios en Tijuana que le dejan harta lana a la maña: Secuestrar y controlar tienditas. ¿Se habrán dado cuenta ya los soldados que se mueren de aburrimiento en los retenes?