Pasos de Gutenberg
Trilogía de las Cruzadas II
El caballero Templario
Jan Guillou
Por Daniel Salinas
Hace unas cuantas semanas, en este mismo espacio, hablamos del primer volumen de esta Trilogía de las Cruzadas, escrita por el sueco Jan Guillou.Luego de concluir con la lectura del segundo volumen, sólo resta pronosticar que apenas un director de Hollywood se entere de la existencia de esta obra, se la llevará directo y sin escalas a la pantalla grande. Vista la situación, sólo resta desear que no vaya a hacerla pedazos como suele sueceder cuando los cineastas toman en sus manos la buena literatura.Y es que la obra de Guillou está escrita en la mejor tradición de la novela épica y romántica. En un mundo poblado por antihéroes y empapado en las aguas del relativismo, encontrar un héroe chapado a la antigua como el caballero Arn de Gothia acaba por volverse extravagante. Vaya, Arn es un personaje caballeresco de píes a cabeza que sin duda hubiera sido admirado por Don Alonso Quijano. Si bien no hay magos y dragones a su alrededor, pues el trabajo de Guillou se ajusta ante todo al rigor de la novela histórica, su espíritu es el de un Amadís de Gaula o Tirante el Blanco. Una historia de guerra y heroísmo, de amor cortés y sentimientos místicos. Una historia simplemente bella que vale la pena leer.En el primer volumen, Guillou nos narraba la infancia de Arn a orillas de los helados lagos suecos, su formación en el monasterio de los monjes cistercienses, el romance con Cecilia y la tragedia que lo condena a exiliarse a Tierra Santa como combatiente en Las Cruzadas.Este segundo volumen, da comienzo 10 años después de la partida de Arn de su Suecia natal, en el año 1177, en una desértica llanura en Gaza.Para entonces Arn tiene 27 años de edad y es todo un señor caballero templario encargado de proteger la ciudad de Gaza de los ataques de los sarracenos.El punto de partida de la novela es el típico resultado de esa licencia literaria que pueden permitirse los creadores de novela histórica.Arn de Gotia, el caballero templario, salva la vida del máximo caudillo del Islam, del peor enemigo de los cristianos, el temible Saladino, que está a punto de ser asesinado por unos salteadores de caminos. Horas antes del rompimiento de la tregua entre cristianos y musulmanes, bajo la luna del desierto, Arn y Saladino comparten el pan. Días después, se enfrentarán en sangrienta batalla frente a los muros de Gaza.Por fortuna, la pluma de Guillou es lo suficientemente ambiciosa como para dibujar un contexto de lo que las Cruzadas significaron para la historia de la humanidad.Más allá de la guerra y el fanatismo religioso, de la ambición comercial disfrazada de misticismo y de Jerusalén como el botín más codiciado, las Cruzadas significaron una transformación social y cultural sin precedentes en el mundo medieval de principios del segundo milenio y por fortuna el narrador sabe reflejarlo. También nos sumerge en los cotidianos usos y costumbres de esa machacada leyenda llamada caballeros templarios de los que tantas patrañas se han escrito. En definitiva, una obra no recomendable para quienes gustan de las novelas experimentales, los antihéroes y las basuras humanas bukowskianas, pero si usted es un amante de las narraciones épicas y románticas más tradicionales y además gusta de la Historia, esta Trilogía será un deleite. A mí me ha conquistado por completo. Y aún falta la tercera parte.
Trilogía de las Cruzadas II
El caballero Templario
Jan Guillou
Por Daniel Salinas
Hace unas cuantas semanas, en este mismo espacio, hablamos del primer volumen de esta Trilogía de las Cruzadas, escrita por el sueco Jan Guillou.Luego de concluir con la lectura del segundo volumen, sólo resta pronosticar que apenas un director de Hollywood se entere de la existencia de esta obra, se la llevará directo y sin escalas a la pantalla grande. Vista la situación, sólo resta desear que no vaya a hacerla pedazos como suele sueceder cuando los cineastas toman en sus manos la buena literatura.Y es que la obra de Guillou está escrita en la mejor tradición de la novela épica y romántica. En un mundo poblado por antihéroes y empapado en las aguas del relativismo, encontrar un héroe chapado a la antigua como el caballero Arn de Gothia acaba por volverse extravagante. Vaya, Arn es un personaje caballeresco de píes a cabeza que sin duda hubiera sido admirado por Don Alonso Quijano. Si bien no hay magos y dragones a su alrededor, pues el trabajo de Guillou se ajusta ante todo al rigor de la novela histórica, su espíritu es el de un Amadís de Gaula o Tirante el Blanco. Una historia de guerra y heroísmo, de amor cortés y sentimientos místicos. Una historia simplemente bella que vale la pena leer.En el primer volumen, Guillou nos narraba la infancia de Arn a orillas de los helados lagos suecos, su formación en el monasterio de los monjes cistercienses, el romance con Cecilia y la tragedia que lo condena a exiliarse a Tierra Santa como combatiente en Las Cruzadas.Este segundo volumen, da comienzo 10 años después de la partida de Arn de su Suecia natal, en el año 1177, en una desértica llanura en Gaza.Para entonces Arn tiene 27 años de edad y es todo un señor caballero templario encargado de proteger la ciudad de Gaza de los ataques de los sarracenos.El punto de partida de la novela es el típico resultado de esa licencia literaria que pueden permitirse los creadores de novela histórica.Arn de Gotia, el caballero templario, salva la vida del máximo caudillo del Islam, del peor enemigo de los cristianos, el temible Saladino, que está a punto de ser asesinado por unos salteadores de caminos. Horas antes del rompimiento de la tregua entre cristianos y musulmanes, bajo la luna del desierto, Arn y Saladino comparten el pan. Días después, se enfrentarán en sangrienta batalla frente a los muros de Gaza.Por fortuna, la pluma de Guillou es lo suficientemente ambiciosa como para dibujar un contexto de lo que las Cruzadas significaron para la historia de la humanidad.Más allá de la guerra y el fanatismo religioso, de la ambición comercial disfrazada de misticismo y de Jerusalén como el botín más codiciado, las Cruzadas significaron una transformación social y cultural sin precedentes en el mundo medieval de principios del segundo milenio y por fortuna el narrador sabe reflejarlo. También nos sumerge en los cotidianos usos y costumbres de esa machacada leyenda llamada caballeros templarios de los que tantas patrañas se han escrito. En definitiva, una obra no recomendable para quienes gustan de las novelas experimentales, los antihéroes y las basuras humanas bukowskianas, pero si usted es un amante de las narraciones épicas y románticas más tradicionales y además gusta de la Historia, esta Trilogía será un deleite. A mí me ha conquistado por completo. Y aún falta la tercera parte.