De primera intención
Para mí el acto de escribir es algo así como jugar futbol en puros toques de primera intención. Tal vez porque desde hace años estoy acostumbrado a escribir bajo presión y con muy poco tiempo, me he mentalizado a escribir textos de una sola sentada, pero sin posibilidad de revisarlos. Vaya, es como esos futbolistas sometidos a entrenadores que los obligan a pasar la pelota apenas reciban y que prohiben cualquier clase de conducción o adorno. Recibes y tiras, recibes y pasas. Así, de inmediato. Yo sólo se escribir así, de primera inteción. No conozco los textos pulcros, ni la revisión, ni el tallereo. Escribo de primera intención. Un texto tiene mil posibilidades pero yo elijo la primera que me viene a la mente. Los periódicos te vuleven así. Por eso se me da bien esto del blogueo, pero se me da tan mal lo de los proyectos literarios a largo plazo. En el momento en que apago la computadora, si el texto está incompleto muere para siempre. Soy incapaz de retomarlo o pulirlo. No me sale. Por eso me es imposible apostarle a una novela en serio. Ni modo, soy de primera intención.
Para mí el acto de escribir es algo así como jugar futbol en puros toques de primera intención. Tal vez porque desde hace años estoy acostumbrado a escribir bajo presión y con muy poco tiempo, me he mentalizado a escribir textos de una sola sentada, pero sin posibilidad de revisarlos. Vaya, es como esos futbolistas sometidos a entrenadores que los obligan a pasar la pelota apenas reciban y que prohiben cualquier clase de conducción o adorno. Recibes y tiras, recibes y pasas. Así, de inmediato. Yo sólo se escribir así, de primera inteción. No conozco los textos pulcros, ni la revisión, ni el tallereo. Escribo de primera intención. Un texto tiene mil posibilidades pero yo elijo la primera que me viene a la mente. Los periódicos te vuleven así. Por eso se me da bien esto del blogueo, pero se me da tan mal lo de los proyectos literarios a largo plazo. En el momento en que apago la computadora, si el texto está incompleto muere para siempre. Soy incapaz de retomarlo o pulirlo. No me sale. Por eso me es imposible apostarle a una novela en serio. Ni modo, soy de primera intención.