¿Regular los blogs? Vaya soberana estupidez
El suplemento El Ángel de Reforma se ha dado por enterado de que existen los blogs y se permite dedicarles su portada. Vaya, de una u otra forma el fenómeno se va trepando poco a poco a las barbas de los intelectualoides que se dicen serios y hoy en día cada revista o suplemento cultural siente que si quiere estar en el último grito de la vanguardia, debe dedicar algún artículo analítico sobre el fenómeno de la blogósfera.
Yo llegué tarde a la blogósfera de la misma forma que llegué tarde a las computadoras y al mundo del internet. Yo comencé con mi blog en el 2002 y entonces ya había gente que tenía algunos años en esto. Sin embargo, hace dos años y medio nadie hablaba de blogs. Es más, puedo afirmar que Frontera fue el primer medio impreso mexicano en donde leí un artículo sobre el tema, publicado en 2002 en la sección Mosaico mucho antes de que en El Ángel descubrieran el fenómeno. En aquel entonces nadie sabía mucho de los blogs y sin embargo en el último año todo mundo habla de ellos. Vaya, hasta los funcionarios municipales y los personajes de la grilla política saben de esto. Tal vez en cinco años el blog se vuelva un producto de consumo tan masivo, que ya sea impensable no tener uno, algo así como no contar con una cuenta de correo electrónico. En tus documentos oficiales o en tus solicitudes de empleo o tarjeta de banco, además de poner tu dirección, tu teléfono y tus datos, deberás poner tu blog para que todo mundo pueda leerte.
La blogósfera cambia y aún así sigo pensando que habitamos actualmente en la prehistoria del blog. Lo único que me preocupa de sobremanera, es que este asunto vaya a perder su toque espontáneo y su absoluta vocación libertaria. El blog aún es anarquista. Ojalá lo siga siendo toda la vida. Me asusta la palabra regulación que insinúa El Ángel. El día que haya regulaciones o códigos en la blogósfera le habrás partido la madre bien y bonito a este fenómeno cuyo encanto radica en la espontaneidad y no en otra cosa.
Sí, es cierto, la falta de regulación trae consigo que leas millones de blogs patéticos. Riesgos que se corren. No he visto que hasta ahora alguien haya tenido que leer un blog bajo amenaza de muerte. Quien entra a un blog es porque quiere. Que si la difamación, que si los intereses políticos, que si la utilidad. Creo que la blogósfera es un mundo aparte que en todo caso, debe apostar por regirse por códigos no escritos de conducta, como se ha manejado hasta ahora. Un blog no debe aspirar a ser útil para existir ni a perseguir una finalidad benéfica.
El artículo de El Ángel me parece demasiado limitado y pobre en sus apreciaciones.
Según el artículo, la principal desventaja de los creadores de blogs, es que muchos bloggers no son independientes, sino que son lacayos de intereses políticos específicos y, por lo tanto, no son confiables.Para Sussman, la tarea para los editores de los medios tradicionales es ver qué bloggers, a lo largo del tiempo, son confiables y cuáles están promoviendo causas específicas con desinformación y mentiras.
En la medida en que sean voces justas e independientes, los bloggers tienen mucho que aportar, dice.
No creo que un blog deba aspirar a perseguir una causa justa o políticamente correcta para aspirar a existir.
Diría en todo caso que a lo único que debe aspirar un blog es a no aburrir, pero uno es libre de ser todo lo aburrido que quiera o pueda. Los blogs por fortuna no son periódicos que deban regirse por códigos de ética o compromisos con la verdad. Triste sería la blogósfera sin sus compulsivas mentiras, sus personajes creados y sus esgrimas de pastelazos. El día que la blogósfera conozca las reglas, yo me largaré de aquí.
El suplemento El Ángel de Reforma se ha dado por enterado de que existen los blogs y se permite dedicarles su portada. Vaya, de una u otra forma el fenómeno se va trepando poco a poco a las barbas de los intelectualoides que se dicen serios y hoy en día cada revista o suplemento cultural siente que si quiere estar en el último grito de la vanguardia, debe dedicar algún artículo analítico sobre el fenómeno de la blogósfera.
Yo llegué tarde a la blogósfera de la misma forma que llegué tarde a las computadoras y al mundo del internet. Yo comencé con mi blog en el 2002 y entonces ya había gente que tenía algunos años en esto. Sin embargo, hace dos años y medio nadie hablaba de blogs. Es más, puedo afirmar que Frontera fue el primer medio impreso mexicano en donde leí un artículo sobre el tema, publicado en 2002 en la sección Mosaico mucho antes de que en El Ángel descubrieran el fenómeno. En aquel entonces nadie sabía mucho de los blogs y sin embargo en el último año todo mundo habla de ellos. Vaya, hasta los funcionarios municipales y los personajes de la grilla política saben de esto. Tal vez en cinco años el blog se vuelva un producto de consumo tan masivo, que ya sea impensable no tener uno, algo así como no contar con una cuenta de correo electrónico. En tus documentos oficiales o en tus solicitudes de empleo o tarjeta de banco, además de poner tu dirección, tu teléfono y tus datos, deberás poner tu blog para que todo mundo pueda leerte.
La blogósfera cambia y aún así sigo pensando que habitamos actualmente en la prehistoria del blog. Lo único que me preocupa de sobremanera, es que este asunto vaya a perder su toque espontáneo y su absoluta vocación libertaria. El blog aún es anarquista. Ojalá lo siga siendo toda la vida. Me asusta la palabra regulación que insinúa El Ángel. El día que haya regulaciones o códigos en la blogósfera le habrás partido la madre bien y bonito a este fenómeno cuyo encanto radica en la espontaneidad y no en otra cosa.
Sí, es cierto, la falta de regulación trae consigo que leas millones de blogs patéticos. Riesgos que se corren. No he visto que hasta ahora alguien haya tenido que leer un blog bajo amenaza de muerte. Quien entra a un blog es porque quiere. Que si la difamación, que si los intereses políticos, que si la utilidad. Creo que la blogósfera es un mundo aparte que en todo caso, debe apostar por regirse por códigos no escritos de conducta, como se ha manejado hasta ahora. Un blog no debe aspirar a ser útil para existir ni a perseguir una finalidad benéfica.
El artículo de El Ángel me parece demasiado limitado y pobre en sus apreciaciones.
Según el artículo, la principal desventaja de los creadores de blogs, es que muchos bloggers no son independientes, sino que son lacayos de intereses políticos específicos y, por lo tanto, no son confiables.Para Sussman, la tarea para los editores de los medios tradicionales es ver qué bloggers, a lo largo del tiempo, son confiables y cuáles están promoviendo causas específicas con desinformación y mentiras.
En la medida en que sean voces justas e independientes, los bloggers tienen mucho que aportar, dice.
No creo que un blog deba aspirar a perseguir una causa justa o políticamente correcta para aspirar a existir.
Diría en todo caso que a lo único que debe aspirar un blog es a no aburrir, pero uno es libre de ser todo lo aburrido que quiera o pueda. Los blogs por fortuna no son periódicos que deban regirse por códigos de ética o compromisos con la verdad. Triste sería la blogósfera sin sus compulsivas mentiras, sus personajes creados y sus esgrimas de pastelazos. El día que la blogósfera conozca las reglas, yo me largaré de aquí.