En las borracheras navideñas las cervezas se íban vaciando entre uno y otro cuento de aventuras en la frontera.
Hebelio estaba acostumbrado. Después del Día de la Guadalupana, la paisanada empezaba a retornar a la cabecera del Ejido Tomás Urbina. Por los caminos de la sierra se miraban puros carros de placa gabacha, llenos de historias y disimulada nostalgia.
A partir de entonces y hasta el Día de Reyes las posadas se armaban en grande.
Hebelio estaba acostumbrado. Después del Día de la Guadalupana, la paisanada empezaba a retornar a la cabecera del Ejido Tomás Urbina. Por los caminos de la sierra se miraban puros carros de placa gabacha, llenos de historias y disimulada nostalgia.
A partir de entonces y hasta el Día de Reyes las posadas se armaban en grande.