Eterno Retorno

Saturday, May 28, 2005

Lecciones para una liebre muerta
Mario Bellatin
Anagrama

Por Daniel Salinas Basave

Cuando uno se encuentra frente a un evidente caso de autoplagio como es ?Lecciones para una liebre muerta?, es inevitable sucumbir al dilema de las reacciones encontradas.
De no ser porque esa novela está firmada por un narrador llamado Mario Bellatin, más de uno se sentiría con derecho a dictar sentencia condenatoria y afirmar, con el un código penal literario en la mano, que autoplagiarse es un delito que pone en evidencia una espantosa sequía de ideas.
Pero el código penal literario admite ciertos fueros en el caso del delito de autoplagio y una de ellos, es que el goza el señor Mario Bellatin.
Desde hace más de diez años, en los tiempos en que publicó su Canon perpetuo, este narrador le dio tremenda patada a los perpetuos canones de eso que llaman literatura hispanoamericana.
Los clichés continentales de amores imposibles, hecatómbes políticas, sangunarios dictadores, desigualdades sociales y baules de recuerdos se hicieron pedazos en sus páginas.
Su obra, carente de árbol genealógico, pareció brotar por generación espontánea como si de una nueva raza se tratara.
Con su impresionante economía de lenguaje, Mario Bellatin creó una atmósfera regida por sus propias reglas, una suerte de planeta literario en donde no se respira el mismo aire ni se pisa la misma tierra, si bien algún detractor quiso buscar sus padrinos literarios en Japón.
Su más reciente creación, Lecciones para una liebre muerta, bien podría leerse como un concentrado de todos los elementos que conforman la obra de Bellatin.
La posibilidad de catalogar al autoplagio como un delito queda descartada, pues para que el autor incurra en él, hace falta que busque engañar al lector de forma burda, que le pretenda hacer creer que le está contando una nueva historia cuando en realidad le está atiborrando pan con lo mismo y en ese sentido Bellatin jamás engaña al lector.
Al contrario, desde el primer párrafo el autor es bastante descarado e inicia su nueva creación repitiendo en forma textual el comienzo de una excelente novela escrita hace siete años que se llama ?Poeta ciego?.
Así las cosas, desde el primer párrafo el autor nos aclara que piensa amamantar de su propia obra, que además de recuperar pasajes textuales de ?Poeta ciego?, desarrolla la exacta estructura, la supuesta técnica sumeria, de otra excelente novela como es ?Flores?. Fragmentos pequeños, estrictamente numerados y anárquicamente alternados, en donde la primera persona y la narración autobiográfica, navega a la deriva entre historias en apariencia inconexas. En términos musicales alguien diría que se trata de un remix de la obra. Pero Bellatin va más allá y se permite hacer de este remix una fenomenal broma al permitirse aparecer a él mismo y a su gran amiga Margo Glantz como personajes de la obra, además de mencionar el performance que efectivamente realizaron hace poco más de un año en París.
Por lo demás, los elementos de la atmósfera Bellatin siguen siendo los exactamente los mismos: perros, medicinas, cuepos alterados por caprichos de la naturaleza, actitudes en aparienciaincomprensibls y la misma economía de lenguaje que es la marca de la casa.