Caigo en la cuenta de que la fantasía gobierna y la realidad tan solo sirve de cimiento y pretexto. Las cosas no son en sí mismas, sino la ilusión que de ellas se tenga y dichas ilusiones ¿pueden ser calificadas de falsas? ¿Que tan absoluto, que tan verdadero es el instante?
La realidad alimenta, proporciona el material y acaso finge ser la depositaria del ideal último, pero al final siempre quiere ser evadida, transfigurada, convertida en algo. En algunos casos se vuelve una obra de arte y en la mayoría va al cementerio de los sueños e ilusiones, a escribir la historia universal de lo que pudo ser.
Trato de imaginar sí pudiéramos escribir la biografía interior de las personas, la historia de sus sueños. Acaso podría llegar a ser literaria la más intrascendente de las vidas. No sé porque medito tanto sobre esto últimamente y no sé si llegaré a algún lugar tratando de explicarlo.
Esta ciudad trasciende en la medida que la imagino como otra ciudad, o me acerco a dibujarla como se encuentra en la mente del extranjero que nunca la ha visto o la ve por primera vez. La vida misma trasciende y se consuma en la medida que es contemplada bajo la mirada del otro, el yo sin este nombre, el yo sin circunstancias ni entorno. ¿Será esta la otredad que alucinaron Borges y Paz? (por cierto mi computadora subraya en rojo la palabra otredad, pues como buena computadora que es, desconoce todo aquello que sea abstracto y me pide a gritos que la alimente de conceptos concretos)
La realidad alimenta, proporciona el material y acaso finge ser la depositaria del ideal último, pero al final siempre quiere ser evadida, transfigurada, convertida en algo. En algunos casos se vuelve una obra de arte y en la mayoría va al cementerio de los sueños e ilusiones, a escribir la historia universal de lo que pudo ser.
Trato de imaginar sí pudiéramos escribir la biografía interior de las personas, la historia de sus sueños. Acaso podría llegar a ser literaria la más intrascendente de las vidas. No sé porque medito tanto sobre esto últimamente y no sé si llegaré a algún lugar tratando de explicarlo.
Esta ciudad trasciende en la medida que la imagino como otra ciudad, o me acerco a dibujarla como se encuentra en la mente del extranjero que nunca la ha visto o la ve por primera vez. La vida misma trasciende y se consuma en la medida que es contemplada bajo la mirada del otro, el yo sin este nombre, el yo sin circunstancias ni entorno. ¿Será esta la otredad que alucinaron Borges y Paz? (por cierto mi computadora subraya en rojo la palabra otredad, pues como buena computadora que es, desconoce todo aquello que sea abstracto y me pide a gritos que la alimente de conceptos concretos)