Don Herminio Sotelo
Como ya he narrado, inicié sin éxito una investigación en la hemeroteca buscando obtener información sobre Nueva Daxdalia.
Luego de dos semanas de dejar mis dedos negros de tanto hojear periódicos, puede comprobar que en los últimos 10 años no se había publicado nada referente al tema en ningún periódico local.
Lo que ignoraba, era que en la hemeroteca no se guardaban los ejemplares de un viejo pasquín llamado Antorcha de Barrio que escribía un periodista de vieja guardia llamado Herminio Sotelo.
Una noche, en el baño de una gasolinera, encontré un ejemplar del pasquín, en el que aparecía un obituario por el segundo aniversario luctuoso de Galaor Zuazua. Sin contener mi asombro, conservé el ejemplar del pasquín para llevárselo a Amber Aravena.
Dos días después, Amber y yo fuimos a buscar el taller donde se imprimía el pasquín, ubicado en la Colonia Libertad Parte Alta. Era una vieja casa con los vidrios rotos en donde no encontramos a nadie. Un velador nos dijo que si buscábamos a Don Herminio, a esa hora era más fácil encontrarlo en la cantina, concretamente en el As Negro, en la Calle Coahuila.
Ahí lo encontramos esa anoche Amber y yo. Era Herminio un periodista típico de la vieja guardia; rostro curtido por las arrugas, panza de cerveza, barba de cuatro días y voz aguardientoza.
Herminio nos dijo que él conoció a Don Galaor, pero eso fue hace muchos, muchos años, allá en Tecate, antes de que se marchara a Argentina.
-A Don Galaor Zuazua nunca lo comprendieron, siempre lo acusaron de charlatán y mentiroso, ya sabes, las mafias de los intelectuales-, nos dijo el viejo periodista.
A él mismo, nos confesó Herminio, no le constaba que Galaor hubiera muerto. Hacía más de diez años que no sabía nada de él. Lo que sucede, nos platicó, es que hace dos años, soñó que asistía en Tecate al funeral de Galaor y decidió a la mañana siguiente publicar un obituario, para ver si algún familiar o el mismo Galaor se reportaba para desmentir la nota y decir que estaba vivo. Pero nunca nadie se reportó.
Herminio nos contó que él mismo viajó a las Islas, hace mucho, acompañando a un candidato a la Alcaldía de Tijuana, que fue a hacer campaña hasta allá. Al respecto, Herminio publicó una crónica en su pasquín, cuya copia yacía arrugada en el bolsillo de su pantalón.
Cuando ya se caía de borracho, Herminio nos extendió el papel: ?Tómenla, péguenle una leída, y háganla garras?.
Como ya he narrado, inicié sin éxito una investigación en la hemeroteca buscando obtener información sobre Nueva Daxdalia.
Luego de dos semanas de dejar mis dedos negros de tanto hojear periódicos, puede comprobar que en los últimos 10 años no se había publicado nada referente al tema en ningún periódico local.
Lo que ignoraba, era que en la hemeroteca no se guardaban los ejemplares de un viejo pasquín llamado Antorcha de Barrio que escribía un periodista de vieja guardia llamado Herminio Sotelo.
Una noche, en el baño de una gasolinera, encontré un ejemplar del pasquín, en el que aparecía un obituario por el segundo aniversario luctuoso de Galaor Zuazua. Sin contener mi asombro, conservé el ejemplar del pasquín para llevárselo a Amber Aravena.
Dos días después, Amber y yo fuimos a buscar el taller donde se imprimía el pasquín, ubicado en la Colonia Libertad Parte Alta. Era una vieja casa con los vidrios rotos en donde no encontramos a nadie. Un velador nos dijo que si buscábamos a Don Herminio, a esa hora era más fácil encontrarlo en la cantina, concretamente en el As Negro, en la Calle Coahuila.
Ahí lo encontramos esa anoche Amber y yo. Era Herminio un periodista típico de la vieja guardia; rostro curtido por las arrugas, panza de cerveza, barba de cuatro días y voz aguardientoza.
Herminio nos dijo que él conoció a Don Galaor, pero eso fue hace muchos, muchos años, allá en Tecate, antes de que se marchara a Argentina.
-A Don Galaor Zuazua nunca lo comprendieron, siempre lo acusaron de charlatán y mentiroso, ya sabes, las mafias de los intelectuales-, nos dijo el viejo periodista.
A él mismo, nos confesó Herminio, no le constaba que Galaor hubiera muerto. Hacía más de diez años que no sabía nada de él. Lo que sucede, nos platicó, es que hace dos años, soñó que asistía en Tecate al funeral de Galaor y decidió a la mañana siguiente publicar un obituario, para ver si algún familiar o el mismo Galaor se reportaba para desmentir la nota y decir que estaba vivo. Pero nunca nadie se reportó.
Herminio nos contó que él mismo viajó a las Islas, hace mucho, acompañando a un candidato a la Alcaldía de Tijuana, que fue a hacer campaña hasta allá. Al respecto, Herminio publicó una crónica en su pasquín, cuya copia yacía arrugada en el bolsillo de su pantalón.
Cuando ya se caía de borracho, Herminio nos extendió el papel: ?Tómenla, péguenle una leída, y háganla garras?.