Eterno Retorno

Thursday, July 01, 2004

Pasos de Gutenberg
Enviados especiales
Antología de nuevo periodismo hispanoamericano

Nuevo Siglo Aguilar

Por Daniel Salinas Basave


¿Sería correcto decir que me siento decepcionado luego de leer Enviados especiales? Por lo que respecta al contenido, definitivamente no. La mayoría de los 21 textos que se incluyen en esta pretendida antología del nuevo periodismo hispanoamericano están muy bien escritos y salvo algunas excepciones, son capaces de capturar al lector y dejarle un muy buen sabor de boca.
Sin embargo, y si me permiten usar términos muy simples de mercado, he de confesar mi profunda decepción por el hecho de que el producto no cumple con lo promocionado en el empaque.
Sí, son buenos trabajos, eso ni duda cabe, pero hay un pequeño problema: Apenas la mitad de los textos compilados entran los parámetros de lo que un mínimo de sentido común puede considerar como periodismo.
De entrada, el título resulta falso, pues se llama Enviados especiales, pero lo cierto es pocos de los participantes han vivido la inigualable experiencia de ser, en efecto, un enviado especial que acude a un sitio para elaborar un reportaje.
Vaya, sorprende que habiendo tantos certámenes del género en América, empezando por el Premio Nuevo Periodismo de Cartagena que tan buenos trabajos ha arrojado, una antología publicada en el 2004 nos presente como un paladín del reportaje a un Juan Villoro, a un Fernando Savater, a un Carlos Monsiváis o a un Alberto Fuguet.
Y aclaro, nada tengo contra un narrador como Villoro o un filósofo como Savater por citar sólo un par de ejemplos, pero resulta que ninguno de los dos es ni ha sido periodista como tampoco son periodísticos los textos que presentan.
El libro incluye, faltaba más, a Manuel Vicent, Juan José Millas, Antonio Muñoz Molina y Manuel Rivas, huéspedes permanentes de ese altar del nuevo periodismo que es El País Semanal e infaltables siempre que se habla del tema. Si bien ninguno es precisamente un reportero en activo, han vivido lo suficientemente cerca de de las salas de redacción como para conocer el oficio del tunde teclas.
Pero claro, también hay, por fortuna, algunos periodistas que son o lo han sido de tiempo completo como Roberto Zamarripa, Alma Guillermo Prieto Martín Caparrós o Rossana Fuentes- Berain.
El problema de reseñar antologías en tan poco espacio, es que no es posible hablar demasiado del contenido de los textos. Tan sólo me limito a señalar que me gustaron especialmente el texto de Alma Guillermo Prieto sobre el sectarismo en Río de Janeiro, la radiografía de una table-dancer de Sergio González Rodríguez, Diario de una periodista en Pakistán de Olga Wornat, La noche tropical de Caparrós, Cuba de Zamarripa y Los goles y el tiempo de Villoro, este último pese a ser el menos periodístico de los compilados y paradójicamente, el que abre la antología.
Sí, los textos en efecto me gustaron, sólo que como practicante y lector de periodismo tengo una comprensible curiosidad por conocer qué es realmente lo más destacado que han realizado los auténticos colegas de oficio y no lo que hacen un grupo de literatos consagrados a los que les sobra espacio en incontables antologías literarias.