Muero. Varias tropas de neuronas reclaman todavía dosis decibélicas que las hagan flotar hacia cataclismo puro, el Deo Ignoto, aunque estén agotadas, flageladas, hartas como este cuerpo que se balancea en un columpio sobre el fuego infernal, buceando un océano de mierda y alcohol para buscar un tesoro oculto en la boca de algún muerto verde. Ian Curtis será en este momento un mejor compañero.
¿Que procede? Leer, dormir, alucinar.