Eterno Retorno

Monday, July 19, 2004

 
Está usted en su tag
 
Una forma de cortesía muy habitual en el mexicano, es regalarle la casa al primer desconocido con el que se tiene una conversación trivial ya sea a bordo de una calafia o en una taquería de borrachos a las 3:00 a.m. Pues ahí tiene usted su casa, pásele señor, está en su casa etc. etc. Yo en lo personal no soy afecto a esta forma de cortesía, básicamente porque no soy hipócrita. Existe gente que me cae muy bien a la que invito de todo corazón a nuestro hogar y que en efecto, me gusta que se sienta como en su casa cuando nos visita. Para mí, sentirse en tu casa significa que tires hueva, abras cervezas, cambies la música y te sientas en plena libertad de hablar y actuar tal como lo harías en tu casa sin ningún remordimiento o compromiso. Pero seamos realistas, a más del 75% de las personas a las que un mexicano promedio les dice ahí tienes tu casa, son gente a la que nunca invitaría a cruzar ni la puerta. Si yo a alguien le digo estás en tu casa, es porque realmente quiero que se sienta en su casa. Si no, pues mejor no digo nada.
 
Pero hay un aspecto en el que sí me permito usar indistintamente la cortesía del mexicano sin distingos de ninguna clase. Y es que a cualquier habitante de este planeta me siento con la libertad y la confianza de decirle: Está usted en su tag. De verdad, el tag debe ser como un comedor público o como una cantina gratuita. ¿Quiere usted venir al tag y dejar un recado? Pásele, está usted en su tag y es bienvenido. Ahí sí que me permito actuar como cualquier mexicano. Si usted quiere venir al tag a dejar saludos, comentarios, observaciones, mentadas de madre, propuestas indecorosas u ofertas comerciales es bienvenido. También es bienvenido si usted quiere venir aquí y ponerse a pelear con otro cabrón. Nadie ha dicho que todos los mensajes en el tag deben ir dirigidos al dueño del blog y  yo no soy quien para decir que pongan y que no pongan en ese espacio. El tag es un foro de absoluta libre expresión. Forma y lenguaje al gusto. El libertinaje de expresión es aceptado en todas sus dimensiones. Sino, pues mejor no tener tag y se acabó.
Escribo esto porque de un tiempo para acá,  el tag de Eterno Retorno se ha convertido en el campo de batalla de lectores y detractores de Fernando  Nachón. Yo no tengo ningún inconveniente en que se rompan la madre en este espacio. Ya alguna vez el Chango 100 y yo usamos el tag de Rafadro para pelear en real live show con otro bloguero. En el tag de Eterno Retorno son bienvenidos todos. Creo en los valores de la libre expresión y en la no censura y esta es una forma de llevarlos a la práctica.
 
Yo en lo personal soy un lector de Nachón. Ya he dicho en más de una ocasión que Diario de un pendejo y De a perrito me parecen libros muy chingones, llenos de malicia literaria, agudeza y humor negro y estarán siempre en mi top ten de literatura gruexa, políticamente incorrecta,  punketa o cómo quieran llamarla. No opino lo mismo de Los niños bien, pero ello obedece a que el autor cambió radicalmente su estilo y propuesta para esa novela. Es como si oyeras un grupo punk del 77  que tocara bien duro y atascado y de pronto te sale con un disco conceptual alternativo en los noventa. Ese es más o menos el parámetro. He releído Los niños bien y me doy cuenta que es un libro original, bien logrado, pero en definitiva no es lo que esperaba de Nachón de la misma forma que el Load y el Re Load son álbumes que ningún metalero que se de a respetar hubiera esperado de Metallica, si es que se me permite el comparativo.  
 
Por fortuna hay mil y un formas de apreciar y disfrutar eso que llaman literatura. El libro de cabecera de alguien, puede ser un fiasco para su vecino. Conozco gente que considera una pérdida de tiempo leer Cervantes  y que catalogan a Borges como un tipo nerd, académico y aburrido. Allá ellos. Yo también difiero en muchas cosas del gusto de la gente. Yo en lo personal nunca he compartido la devoción que profesan muchas personas por la  obra de Cristina Rivera Garza, de Sergio Pitol o de Jorge Volpi  por poner sólo unos cuantos  ejemplos.  Yo sí soy afecto a los libros de Nachón, pero estoy consciente de que debe haber muchas personas  a las que le resulten cagantes y de mal gusto. Ello es algo que el autor debe saber muy bien y debe tomarlo con madurez. Eso me lo enseñó mi maestro Rafael Ramírez Heredia: Lo publicado, publicado está y debe defenderse solito, pues no se supone que deba andar uno por ahí defendiendo su obra contra el criterio de cada lector que no sepa apreciarla. Por lo pronto, pues pásele, que está usted en su tag.