Eterno Retorno

Tuesday, July 20, 2004

 
Un mundo sin tiranos sería tan aburrido como un jardín zoológico sin hienas. El amo que aguardamos aterrados será precisamente un aficionado a la podredumbre, en cuya presencia todos parecemos carroñas.
Que venga a husmearnos, que se revuelque en nuestras exhalaciones. Un nuevo olor planea ya sobre el Universo.
La cita la tomo al azar de Historia y Utopía de E.M. Cioran. Acostumbrado a tener siempre a la mano algún libro de aforismos del rumano para abrir páginas al azar cuando la sobredosis de spleen forma llagas en mi pensamiento, he perdido la costumbre de leer sus grandes ensayos.
Leer en estos momentos de inducido y falso fervor político Historia y utopía, justo cuando acabo de chutarme un libro en el que Fernando Vallejo se mea sobre la democracia y sus rituales, está haciendo mella en mi espíritu.
Vaya que es una ceremonia de humor negrísimo ponerse a leer a Cioran entre avenidas atiborradas de propaganda y estupidez, escuchando el balar ovejuno de las militancias partidistas, de los ciudadanos políticamente correctos que ejercen su derecho al voto y le regalan su fe a un candidato como la puta que regala su calzón al macho como una prueba de eternidad. Leo Cioran, escucho Lacrimosa en los audífonos, me asqueo del entorno, de todo aquello que los medios tratamos de hacer parecer como importante e intento infructuosamente concentrarme en una novela sin píes ni cabeza.  
Nunca antes como ahora  la democracia  me había parecido tan imperfecta, tan prostituta, tan absolutamente falsa