(Yo soy fronterizo, pues por si no lo saben, trabajo en Frontera).
Me he tratado de mantener al margen del debate en torno a la metafísica de lo fronterizo, primordialmente porque lo considero estéril. Buscar definiciones, estereotipos y clichés propios de esta región me parece por demás absurdo. Lo que define a esta región es ante todo su diversidad y tratar de meter lo diverso en el estrecho corral de una clasificación es infructuoso.
A ver: Vamos a juntar en un cuarto a un gringo habitante de San Antonio del Mar en la Carretera Escénica, un mixteco que habita en la Obrera, un chilango que renta un depa en Playas, un nayarita que vive en el Pípila, un sinaloense que regentea una marisquería en El Florido y un natural born Tj de La Cacho o la Hipódromo. Todos ellos viven, trabajan, comen, cogen y duermen en esta ciudad aunque tengan poco o nada en común. En teoría no habría demasiados temas de conversación entre ellos y sin embargo respiran el mismo aire. Hay mucha gente de Playas que jamás en su vida se ha parado en el Mariano y no por ello es menos tijuanense. Conozco muchísimas personas en esta ciudad que no tienen visa y nunca en sus vidas han cruzado al otro lado, cosa que se supone todo tijuanense hace o debe hacer.
Tijuana va a cumplir 115 años. Es una ciudad adolescente, puberta. Por favor, no quieran imponer definiciones a una ciudad que aún no es adulta y por fortuna no tiene un estereotipo de Tijuana Style of Life. Tomen este ejemplo. ¿Saben por qué es tan difícil para un periódico tijuanense captar lectores? Por que aquí nadie es igual. No hay borergadas ni mayorías. No hay masa. Por eso los equipos profesionales no arraigan. En Monterrey, El Norte se permite tirar 80 mil o 100 ejemplares por la razón de que hay más de 100 mil familias regias que comparten intereses, valores, religión, aspiraciones y apellidos. Tigres y rayados se dividen la afición. La religión católica es ama y señora. El trabajo y el progreso económico son los únicos valores. Lo que está fuera de ahí es minoría. Lo mismo sucede en Hermosillo y me atrevería a decir incluso en Mexicali. Hay ciudades que tienen una base de población absolutamente homogénea. Monterrey, por ejemplo, es norteña, tiene una enorme influencia de la cultura texana y sin embargo no tiene muchos puntos de comparación con Tijuana. De hecho son muy diferentes. El comportamiento y destino de los estratos sociales regios es por demás predecible. El de los tijuanenses No. Aquí hay de todo y para todos. Conozco gente que vive en esta ciudad y no sabe cómo se llama el alcalde o el gobernador y le vale madre enterarse. Gente que vive aquí y si acaso alguna vez agarró el periódico, fue para checar el clasificado. Gente que va a cumplir 20 años de rentar una casa que nunca acaba de tomar forma y jamás se ha preocupado por saber lo que es ser o no ser tijuanense o fronterizo. Y sin embargo vive aquí muy feliz de la vida. Por eso Tijuana es bello. Por lo inmensamente diversa.
A ver, aquí está mi humilde ejemplo: Soy nacido en Monterrey, casado, 30 años de edad, ejerzo el periodismo, me gusta la literatura el futbol y el metal. No se como se juega el beisbol, no hablo en spanglish, puedo contar con los dedos las veces que he ido a la Coahuila, nunca en mi vida he ido a Dinsney ni a Las Vegas ni me interesaría ir nunca. ¿No tengo derecho a ser llamado tijuanense? En esta ciudad trabajo, en esta ciudad hemos comprado nuestra casa, posiblemente vivamos aquí toda nuestra vida. Recorro esta ciudad todos los días del extremo Oeste hasta el Este. Todos los días. A lo largo de cinco años he conocido gente y lugares de esta urbe que mucha gente nacida aquí jamás ha conocido ni le interesa conocer.
En Tijuana el estereotipo se va a la chingada. También las paranoias nacionalistas. Por eso amo a esta ciudad.
Me he tratado de mantener al margen del debate en torno a la metafísica de lo fronterizo, primordialmente porque lo considero estéril. Buscar definiciones, estereotipos y clichés propios de esta región me parece por demás absurdo. Lo que define a esta región es ante todo su diversidad y tratar de meter lo diverso en el estrecho corral de una clasificación es infructuoso.
A ver: Vamos a juntar en un cuarto a un gringo habitante de San Antonio del Mar en la Carretera Escénica, un mixteco que habita en la Obrera, un chilango que renta un depa en Playas, un nayarita que vive en el Pípila, un sinaloense que regentea una marisquería en El Florido y un natural born Tj de La Cacho o la Hipódromo. Todos ellos viven, trabajan, comen, cogen y duermen en esta ciudad aunque tengan poco o nada en común. En teoría no habría demasiados temas de conversación entre ellos y sin embargo respiran el mismo aire. Hay mucha gente de Playas que jamás en su vida se ha parado en el Mariano y no por ello es menos tijuanense. Conozco muchísimas personas en esta ciudad que no tienen visa y nunca en sus vidas han cruzado al otro lado, cosa que se supone todo tijuanense hace o debe hacer.
Tijuana va a cumplir 115 años. Es una ciudad adolescente, puberta. Por favor, no quieran imponer definiciones a una ciudad que aún no es adulta y por fortuna no tiene un estereotipo de Tijuana Style of Life. Tomen este ejemplo. ¿Saben por qué es tan difícil para un periódico tijuanense captar lectores? Por que aquí nadie es igual. No hay borergadas ni mayorías. No hay masa. Por eso los equipos profesionales no arraigan. En Monterrey, El Norte se permite tirar 80 mil o 100 ejemplares por la razón de que hay más de 100 mil familias regias que comparten intereses, valores, religión, aspiraciones y apellidos. Tigres y rayados se dividen la afición. La religión católica es ama y señora. El trabajo y el progreso económico son los únicos valores. Lo que está fuera de ahí es minoría. Lo mismo sucede en Hermosillo y me atrevería a decir incluso en Mexicali. Hay ciudades que tienen una base de población absolutamente homogénea. Monterrey, por ejemplo, es norteña, tiene una enorme influencia de la cultura texana y sin embargo no tiene muchos puntos de comparación con Tijuana. De hecho son muy diferentes. El comportamiento y destino de los estratos sociales regios es por demás predecible. El de los tijuanenses No. Aquí hay de todo y para todos. Conozco gente que vive en esta ciudad y no sabe cómo se llama el alcalde o el gobernador y le vale madre enterarse. Gente que vive aquí y si acaso alguna vez agarró el periódico, fue para checar el clasificado. Gente que va a cumplir 20 años de rentar una casa que nunca acaba de tomar forma y jamás se ha preocupado por saber lo que es ser o no ser tijuanense o fronterizo. Y sin embargo vive aquí muy feliz de la vida. Por eso Tijuana es bello. Por lo inmensamente diversa.
A ver, aquí está mi humilde ejemplo: Soy nacido en Monterrey, casado, 30 años de edad, ejerzo el periodismo, me gusta la literatura el futbol y el metal. No se como se juega el beisbol, no hablo en spanglish, puedo contar con los dedos las veces que he ido a la Coahuila, nunca en mi vida he ido a Dinsney ni a Las Vegas ni me interesaría ir nunca. ¿No tengo derecho a ser llamado tijuanense? En esta ciudad trabajo, en esta ciudad hemos comprado nuestra casa, posiblemente vivamos aquí toda nuestra vida. Recorro esta ciudad todos los días del extremo Oeste hasta el Este. Todos los días. A lo largo de cinco años he conocido gente y lugares de esta urbe que mucha gente nacida aquí jamás ha conocido ni le interesa conocer.
En Tijuana el estereotipo se va a la chingada. También las paranoias nacionalistas. Por eso amo a esta ciudad.