Eterno Retorno

Monday, March 08, 2004

El supremo ha caído. No es un rumor, es un hecho. El hombre que controlaba los destinos de cientos de profesionales, que deshizo carreras por simples rencores caprichosos y encumbró otras en pago a la absoluta sumisión que le demostraron, ha terminado su mandato de forma repentina. En un principio no quise creer las leyendas negras que de él se contaban, pero poco a poco me fui dando cuenta que el retrato más cruel era absolutamente real. Un estilo de adoración plena al capitalismo y sus más salvajes reglas, de entronización absoluta de la jerarquía con abismales diferencias salaria-les y de privilegios, de encuestocracia dogmática, de minimización total del empleado y nulo humanismo y retroalimentación moral.
No, no soy desagradecido; no olvido lo que en su momento hizo por mí y aunque soy absolutamente contrario a su estilo de concebir la vida y el trabajo, debo aceptar que en lo personal no tengo algo que reprocharle y sí algo que agradecerle, pero honestamente, pienso que su estilo de ejercer el poder era lo que llevaba a este barco hacia el naufragio y sinceramente tengo el presentimiento de que vendrán tiempos mejores-