La reseña del libro la escribo escuchando el Night of the Stormrider de Iced Earth un disco del que estoy profundamente enamorado y que no me canso de escuchar.
Pasos de Gutenberg
Cartografía de los animales celestes
Enrique Rentería
TusQuets Editores
Colección Andanzas
Por Daniel Salinas
Nuevamente volví a apostarle a la intuición, a la simple corazonada, al ojo de buen cubero que me ha llevado a toparme en el camino con tan buenas novelas.
¿Qué me llevó a comprar y leer casi en una sentada ?Cartografía de los animales celestes?? No lo sé. Tal vez lo alucinado del título o lo creativo de su portada, en la que unos ojos azules reflejados en un espejo retrovisor, contemplan un árido camino que se extiende frente a ellos.
Nada sabía de su autor, Enrique Rentería, un tampiqueño por adopción, de profesión arquitecto, que a sus 51 años de edad debutó con esta su primera novela.
Y al llegar a la última página, compruebo una vez más que el aleatorio olfato sigue hasta ahora sin jugarme una mala pasada.
?Cartografía de los animales celestes? es ante todo una novela de viaje y búsqueda. Viaje exterior, a través de inciertas carreteras e interior, hacia las profundidades de la extraña personalidad del per-sonaje principal, Oralia.
De una u otra forma, Rentería rinde una suerte de tributo a esa tradición de literatura viajera que tie-ne en ?On the road? de Jack Kerouac su piedra angular.
El comienzo resulta un tanto engañoso, pues el lector cree ingresar a un territorio dónde las imáge-nes metafóricas ganarán terreno al desarrollo de los hechos y se genera una falsa impresión de estar ante una novela estática y contemplativa.
Oralia, una mujer de 27 años, es mesera de turno nocturno en un restaurante chino de la Ciudad de México.
Su vida en apariencia monótona, se diluye entre leyendas de dragones y emperadores chinos que aparecen en las leyendas que les narra su patrón.
Pero de pronto las acciones se desarrollan con sorprendente rapidez cuando Oralia recibe un tele-grama dónde su madre le informa que está agonizando en Tampico y unos cuantos párrafos después Oralia ya está en su puerto natal, frente el lecho de muerte de su madre cancerosa.
Digamos que aquí Rentería abusó de una imagen demasiado machacada en películas y telenovelas, pues la madre solo tiene el tiempo suficiente para entregar a Oralia un papelito en donde aparece la dirección de su hermana gemela: ?Dile que me morí?, son sus últimas palabras.
Entonces empieza el dilema de Oralia que debe de ir a buscar a su gemela a las profundidades del desierto texano y al buscar a esa persona que es físicamente idéntica a ella aunque de personalidad radicalmente opuesta
El viaje de Oralia transcurre entre constantes incursiones de elementos de leyenda y figuras mágicas con las que el autor juega hábilmente.
Un walkman dónde escucha blues y un enigmático curandero navajo son sus compañeros en la in-cierta búsqueda de la gemela.
Al final, uno llega a la última página demasiado rápido aunque con un buen sabor de boca. Sí bien ?Cartografía de los animales celestes? no es un derroche de originalidad, la apuesta de esta primera y tardía novela de Rentería es más que favorable y consigue sorprender y convertir al lector e un fiel compañero de viaje.
Quieren que confiese una cosa: Mientras escribía la reseña de Reing in Blood escuchaba en los audí-fonos el Damage Done de los suecos Dark Tranquility, un death metal muy melódico en el que mis compas de Slayer sin duda se mearían por considerarlo demasiado fresa. Ustedes perdonarán
Pasos de Gutenberg
Cartografía de los animales celestes
Enrique Rentería
TusQuets Editores
Colección Andanzas
Por Daniel Salinas
Nuevamente volví a apostarle a la intuición, a la simple corazonada, al ojo de buen cubero que me ha llevado a toparme en el camino con tan buenas novelas.
¿Qué me llevó a comprar y leer casi en una sentada ?Cartografía de los animales celestes?? No lo sé. Tal vez lo alucinado del título o lo creativo de su portada, en la que unos ojos azules reflejados en un espejo retrovisor, contemplan un árido camino que se extiende frente a ellos.
Nada sabía de su autor, Enrique Rentería, un tampiqueño por adopción, de profesión arquitecto, que a sus 51 años de edad debutó con esta su primera novela.
Y al llegar a la última página, compruebo una vez más que el aleatorio olfato sigue hasta ahora sin jugarme una mala pasada.
?Cartografía de los animales celestes? es ante todo una novela de viaje y búsqueda. Viaje exterior, a través de inciertas carreteras e interior, hacia las profundidades de la extraña personalidad del per-sonaje principal, Oralia.
De una u otra forma, Rentería rinde una suerte de tributo a esa tradición de literatura viajera que tie-ne en ?On the road? de Jack Kerouac su piedra angular.
El comienzo resulta un tanto engañoso, pues el lector cree ingresar a un territorio dónde las imáge-nes metafóricas ganarán terreno al desarrollo de los hechos y se genera una falsa impresión de estar ante una novela estática y contemplativa.
Oralia, una mujer de 27 años, es mesera de turno nocturno en un restaurante chino de la Ciudad de México.
Su vida en apariencia monótona, se diluye entre leyendas de dragones y emperadores chinos que aparecen en las leyendas que les narra su patrón.
Pero de pronto las acciones se desarrollan con sorprendente rapidez cuando Oralia recibe un tele-grama dónde su madre le informa que está agonizando en Tampico y unos cuantos párrafos después Oralia ya está en su puerto natal, frente el lecho de muerte de su madre cancerosa.
Digamos que aquí Rentería abusó de una imagen demasiado machacada en películas y telenovelas, pues la madre solo tiene el tiempo suficiente para entregar a Oralia un papelito en donde aparece la dirección de su hermana gemela: ?Dile que me morí?, son sus últimas palabras.
Entonces empieza el dilema de Oralia que debe de ir a buscar a su gemela a las profundidades del desierto texano y al buscar a esa persona que es físicamente idéntica a ella aunque de personalidad radicalmente opuesta
El viaje de Oralia transcurre entre constantes incursiones de elementos de leyenda y figuras mágicas con las que el autor juega hábilmente.
Un walkman dónde escucha blues y un enigmático curandero navajo son sus compañeros en la in-cierta búsqueda de la gemela.
Al final, uno llega a la última página demasiado rápido aunque con un buen sabor de boca. Sí bien ?Cartografía de los animales celestes? no es un derroche de originalidad, la apuesta de esta primera y tardía novela de Rentería es más que favorable y consigue sorprender y convertir al lector e un fiel compañero de viaje.
Quieren que confiese una cosa: Mientras escribía la reseña de Reing in Blood escuchaba en los audí-fonos el Damage Done de los suecos Dark Tranquility, un death metal muy melódico en el que mis compas de Slayer sin duda se mearían por considerarlo demasiado fresa. Ustedes perdonarán