Un poquito de Heidegger y testamento traicionado
La desdivinización del mundo (Entgötterung) es uno de los fenómenos que caracteriza a los Tiempos Modernos. La desdivinización no significa el ateísmo, sino que designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza a su Dios como fundamento de todo; por mucho que el hombre pueda seguir conservando su fe arrodillándose en la iglesia, rezando al píe de la cama, su piedad sólo pertenecerá en adelante a su universo subjetivo. Tras descubrir esta situación, Heidegger concluye: Así es como los dioses terminaron por marcharse. El vacío que se produjo en consecuencia fue colmada por la ex-ploración histórica y psicológica de los mitos.
Disco que está en mis audífonos: Mob Rules de Black Sabbath. El himno indiscutible es The sign of the Southern Cross, pero Country Girl me prende de manera especial.
El peor negocio de los jaladores
Soy una presa muy apetecible para los jaladores de la Revo. Cada que camino por esa avenida, ellos se dedican a infestar mi entorno como rémoras, haciendo esfuerzos por hablarme en inglés (si supieran que llevo la X en la frente) Imagino perfectamente sus pensamientos- ese güerito trae harta feria y anda en busca de putas- Si supieran los pobres que nunca en mi vida he invertido un centavo (y como dijo Don Teofilito, ni invertiré) en nada que se parezca a prostitución. Ni teiboleras, ni putas ni fauna por el estilo. Jamás he pagado ni pagaré un centavo por sexo. Que lo paguen ellas si quieren o que paguen los jodidos que son incapaces de ligarse a alguien (puedo presumir que mis únicas incursiones a tables de Tijuana han sido para efectos de reportajes pagados por el periódico). Tampoco se puede decir que sea un comprador asiduo de artesanías mexicanas ni monos de yeso y tampoco me he tomado una foto montado en un burrito rayado. Básicamente acudo al Centro a comprar discos en la Ciruela, revistas en la Anáhuac y de vez en cuando una camiseta en Last Temptation, pero los jaladores no ofrecen ninguno de esos productos. Luego entonces, soy su peor negocio. Los jaladores se decepcionan horriblemente cuando luego de escuchar su perorata en mal inglés, me oyen contestarles en perfecto español un frío y pedante -no gracias-.
Loft
Entre la posibilidad de pagar mi estacionamiento en el Sanborns o comprar un producto, opté, como siempre, por la segunda opción. Nada de Proceso, Milenio o La Tempestad. En esta ocasión decidí comprar por primera vez en mi vida un ejemplar de la Revista Loft.
Para tener 122 páginas con tan buena fotografía y excelente calidad de papel, debo admitir que su precio de 25 pesos es menos que una ganga.
Daniela Urzi es una belleza, eso sí no lo discuto y su presencia en la portada es un gancho para cualquiera (vende lo que le pongan y también muchas revistas), pero luego de darle una hojeada, puedo afirmar sin temor a equivocarme que Loft no es definitivamente mi tipo de revista. Ahora sí que se pasa de yuppie el pinche producto. Aunque bueno, de pagar estacionamiento a tener fotos tan buenas de mi tocaya por módicos 25 pesos, puedo afirmar entonces que fue una buena elección.
De un K sobre otro K (ambos checos)
No se puede ir más lejos que Kafka en El Proceso; creó la imagen extremadamente poética del mundo extremadamente apoético. --- Milan Kundera
Kafka es un checo que escribió en alemán. Milan Kundera es otro checo que acabó escribiendo en francés, aunque ambos (sobre todo el primero) sean el mejor gancho y postal del turismo intelectualoide que invade las cervecerías de Praga.
La desdivinización del mundo (Entgötterung) es uno de los fenómenos que caracteriza a los Tiempos Modernos. La desdivinización no significa el ateísmo, sino que designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza a su Dios como fundamento de todo; por mucho que el hombre pueda seguir conservando su fe arrodillándose en la iglesia, rezando al píe de la cama, su piedad sólo pertenecerá en adelante a su universo subjetivo. Tras descubrir esta situación, Heidegger concluye: Así es como los dioses terminaron por marcharse. El vacío que se produjo en consecuencia fue colmada por la ex-ploración histórica y psicológica de los mitos.
Disco que está en mis audífonos: Mob Rules de Black Sabbath. El himno indiscutible es The sign of the Southern Cross, pero Country Girl me prende de manera especial.
El peor negocio de los jaladores
Soy una presa muy apetecible para los jaladores de la Revo. Cada que camino por esa avenida, ellos se dedican a infestar mi entorno como rémoras, haciendo esfuerzos por hablarme en inglés (si supieran que llevo la X en la frente) Imagino perfectamente sus pensamientos- ese güerito trae harta feria y anda en busca de putas- Si supieran los pobres que nunca en mi vida he invertido un centavo (y como dijo Don Teofilito, ni invertiré) en nada que se parezca a prostitución. Ni teiboleras, ni putas ni fauna por el estilo. Jamás he pagado ni pagaré un centavo por sexo. Que lo paguen ellas si quieren o que paguen los jodidos que son incapaces de ligarse a alguien (puedo presumir que mis únicas incursiones a tables de Tijuana han sido para efectos de reportajes pagados por el periódico). Tampoco se puede decir que sea un comprador asiduo de artesanías mexicanas ni monos de yeso y tampoco me he tomado una foto montado en un burrito rayado. Básicamente acudo al Centro a comprar discos en la Ciruela, revistas en la Anáhuac y de vez en cuando una camiseta en Last Temptation, pero los jaladores no ofrecen ninguno de esos productos. Luego entonces, soy su peor negocio. Los jaladores se decepcionan horriblemente cuando luego de escuchar su perorata en mal inglés, me oyen contestarles en perfecto español un frío y pedante -no gracias-.
Loft
Entre la posibilidad de pagar mi estacionamiento en el Sanborns o comprar un producto, opté, como siempre, por la segunda opción. Nada de Proceso, Milenio o La Tempestad. En esta ocasión decidí comprar por primera vez en mi vida un ejemplar de la Revista Loft.
Para tener 122 páginas con tan buena fotografía y excelente calidad de papel, debo admitir que su precio de 25 pesos es menos que una ganga.
Daniela Urzi es una belleza, eso sí no lo discuto y su presencia en la portada es un gancho para cualquiera (vende lo que le pongan y también muchas revistas), pero luego de darle una hojeada, puedo afirmar sin temor a equivocarme que Loft no es definitivamente mi tipo de revista. Ahora sí que se pasa de yuppie el pinche producto. Aunque bueno, de pagar estacionamiento a tener fotos tan buenas de mi tocaya por módicos 25 pesos, puedo afirmar entonces que fue una buena elección.
De un K sobre otro K (ambos checos)
No se puede ir más lejos que Kafka en El Proceso; creó la imagen extremadamente poética del mundo extremadamente apoético. --- Milan Kundera
Kafka es un checo que escribió en alemán. Milan Kundera es otro checo que acabó escribiendo en francés, aunque ambos (sobre todo el primero) sean el mejor gancho y postal del turismo intelectualoide que invade las cervecerías de Praga.