Eterno Retorno

Wednesday, December 22, 2021

La Diosa vs D10S

 


Lo increíble había ocurrido. La Diosa tocaba las puertas del cielo. Después de 24 años de arrastrar la cobija, Atalanta estaba en una final de la Copa Italia. La desgracia para La Diosa es que ahora debía enfrentar a Dios, o mejor dicho a D10S. Su rival en la gran final sería el Nápoles de Diego Armando Maradona, el equipo que había barrido la liga y no creía en nadie.

Ocurrió entonces el otro milagro. L’Eco de Bérgamo corrió el riesgo de enviar a Radel a cubrir el partido de ida en el estadio San Paolo de Nápoles. La tarde de su partida lo acompañaste al bar Botticelli y después lo seguiste  hasta la estación para cargarle la mochila hasta la puerta del tren. Fue entonces cuando confirmaste que ese año el cielo estaba de tu parte.

-      ¿Por qué te quedas ahí mirando como un tarado? Anda, sube al tren. Aquí está tu pasaje. ¿Qué? ¿Creías que cargaría mi mochila hasta la cancha de Nápoles? No Pierluigi, tú yo somos equipo y con la de bares y putas que hay en los bajos fondos napolitanos, prefiero un escudero confiable que me cuide.

El tren arrancó y por primera vez en casi 18 años de vida abandonaste la región de Lombardía para ir a ver a La Diosa enfrentar a Maradona a los pies del Vesubio y sí, Nápoles ardía como si el volcán hubiera hecho erupción. Por primera vez palpaste la  fiebre, la euforia, la locura y el desenfreno en estado puro. 

Los milagros existen, pero tienen límites. Por un momento creíste posible que La Diosa bergamesca rompería las leyes de la lógica elemental, pero enfrente estaba el mejor jugador del mundo en su momento gloria. En el 87 Maradona estaba sentado en los cuernos de la luna y el mundo era su balón. El cráter del Vesubio no debía rugir tan fuerte como las tribunas napolitanas. El equipo de Maradona los aplastó 3-0. Claro, quedaba el partido de vuelta en Bérgamo y una lucecita al final del túnel haciéndoles soñar con la remontada, pero el Pelusa de Fiorito no estaba para bromas en aquel año.