¿Quién fue el primer novelista en crear personajes entrañables?
Como suele suceder siempre que hablamos de literatura, es deseable volver a la madre de todas las novelas de la que - queramos o no- seguimos amamantando.
¿Quién fue el primer novelista en crear personajes entrañables? ¿Quién consiguió hacerlos divinamente absurdos, tragicómicos y tiernos en su necedad y en su ilusa condición de soñadores? Sí, lo adivinaron: nuestro amigo Miguel de Cervantes Saavedra.
Seamos brutalmente honestos: los héroes de la caballería clásica eran planos y sumamente aburridos en su extrema virtud y gallardía, mientras que en Don Quijote y Sancho (y en muchos de los personajes secundarios) encontramos las contradicciones, aferres y debilidades que caracterizan a un ser humano.
La descripción inicial de Alonso Quijano por parte de Cervantes no es exhaustiva ni vasta en detalles. Lo describe en la primera página del primer capítulo.
“Frisaba la edad de nuestro hidalgo en los cincuenta años: era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada (que en esto hay alguna diferencia entre los autores que de este caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana”.
La presentación de Sancho es mucho más escueta aún.
“En este tiempo solicitó Don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien (si es que este título se puede dar al que es pobre), pero de muy poca sal en la mollera”.