Dandy
Tijuana
es una ciudad que metamorfosea y se devora a sí misma exterminando
compulsivamente cualquier vestigio de su pasado, pero aún frente a la masacre
de reliquias, existen unos cuantos santuarios que se mantienen intactos. Hasta
ayer el Dandy del Sur era uno de ellos. Modas y tendencias han ido y venido en nuestra
vida nocturna; plagas de violencia y oleadas recesivas han afectado no pocas
veces a la noche tijuanense, pero aún frente a un sinfín de turbulencias, pandemia incluida, la
cantina icónica de la calle Sexta se ha mantenido imperturbable desde 1957 a la
fecha. Hace 26 años visitamos por vez primera el Dandy del Sur y desde entonces
se ha mantenido igualito. Cierto, cambió la rockola y los cuadros en las paredes,
pero su acogedora esencia de covacha rectangular se conservaba…hasta ayer. Sucede
que anoche Carol y yo fuimos a recalar a la legendaria cantina y apenas
entrando nos encontramos con que al Dandy le ha brotado una protuberancia.
Después de 67 años el Dandy del Sur ha sido ampliado. No hubo ceremonia de
inauguración ni nada por el estilo. Ayer simplemente abrió y empezó a funcionar
su nueva protuberancia. Casualmente nos tocó estar ahí en ese día histórico.
Viendo el vaso medio lleno y con una dosis de optimismo, podemos afirmar que
vienen buenos tiempos para la vieja cantina. Más espacio = a más clientela y
por ende más ingresos. Pensamos que lo coherente sería estrenar la nueva zona,
pero apenas nos sentamos la sensación fue desapacible. Perdónenme pero esto no
es el Dandy. Este frío cuadrado enrojecido nada tiene que ver con la acogedora madriguera
rectangular, así que nos levantamos y optamos por sentarnos en las viejas mesas
de siempre. Sí, ya sé que habría sido mucho peor noticia verlo morir como murió
La Estrella. Entiendo que son necesarios los cambios, las renovaciones, el
crecimiento, pero a mí me da no sé qué horadar la tradición. Es como si de
pronto me dijeran que el nuevo disco de AC/DC incluye djs y cajas de ritmos o
que Motorhead grabó un álbum que incluye loops de reguetón. No sé, supongo que
será cuestión de irnos acostumbrando, pero yo extraño el cachondo apapacho de la covachita
puramente rectangular.
Pd-
Un gustazo encontrarme a mi colega más trotamundos del mundo mundial Mario
Beltrán y darle la bienvenida tijuanense a su compinche norirlandés.
Pd-
Podría narrar que, desoyendo las
advertencias, fuimos después a parar al
Tropics, pero esa es (como bien diría Eskorbuto) una historia triste. Nos
advirtieron y no les faltaba razón. Pobre Tropics. Qué manera de hundirse en el
lodo. Si Giuseppe Di Carlo viera en lo que se ha convertido su alegre bar, sin
duda sentiría una enorme tristeza. Lástima.
Pd-
Con todo y su desapacible protuberancia, siempre nos quedará el Dandy.