Melissa
La enigmática Melissa ha llegado a la cuarentena y aún me sigue embrujando. Esta hechicera envejece de maravilla. 40 añitos cumple este día uno de mis álbumes favoritos de tooodos los tiempos. Está sin duda entre los diez discos que me llevaría a esa mentada isla desierta que se ve al fondo de la foto y si me apuran, tal vez esté entre los cinco mejores. Llegó al mundo en Copenhague, Dinamarca , un 30 de octubre de 1983 y entonces el mundo del rock conoció la virtuosa oscuridad. Mercyful Fate es hijo de Sabbath y de Purple, del Priest y Uríah Heep, pero hasta el 83 nadie había hecho algo siquiera similar. Nadie había cantado nunca como King Diamond y nadie nunca ha vuelto a cantar igual. El dueto en duelo de guitarras de Hank Schermann y Michael Denner es violento virtuosismo. Aquí hay hard rock y heavy, speed metal y progresivo, pero sobre todo y ante todo, aquí está la maligna semilla de donde germinaría el black metal escandinavo.
Lo compré por primera vez en casete en McAllen, Texas, cuando tenía 15 años de
edad. Recuerdo exactamente las circunstancias de esa noche en que lo escuché
por vez primera en la carretera entre la frontera texana y Monterrey. Puse el
casete en mi walkman, me coloqué mis audífonos e irrumpió él guitarrazo abridor
de Evil y el primer grito de King Diamond. “Nací en el cementerio bajo el signo
de la luna, levantado de mi tumba por los muertos”. Entonces nada fue igual. He
escuchado ese disco en todas las edades y etapas de mi vida. Lo escucho este
día, a mis casi 50 años y me sigue prendiendo como a los 15. Curse
of the Pharaohs, Black funeral, Into My Coven, Satans fall. Siete rolitas, 39 minutos de armonía infernal. Carajo,
que toquen esta obra maestra en mi funeral. Yo había visto tres veces a King
Diamond en concierto, pero la vida me hizo esperar mucho para poder ver por
primera vez a Mercyful Fate. Fue hasta el año pasado en Monterrey que se me
hizo y les juro que fue alucinante. Dicen que Melissa es el nombre del
esqueleto que acompañaba a Diamond en las giras y que un día se perdió
misteriosamente. Melissa es una hechicera condenada a la hoguera y desde su
infernal círculo sigue celebrando su Aquelarre. Ideal para escucharse en Noche
de Brujas bebiendo un vino color sangre oscura.