Cuarto de siglo bajacaliforniano
Hace un cuarto de siglo, el 16 de octubre de 1998, pisé por primera vez
Baja California, el lugar que pocos meses después se convertiría en mi hogar. Despegué
de Monterrey al amanecer e hice escalas en Chihuahua y Hermosillo. Conservo
nítido el recuerdo del momento en que desde la ventanilla del avión pude ver la
franja costera del Mar de Cortés (“si no viera ante mí esa franja de tierra, pensaría
que el mar es cielo, realmente son del mismo color”, escribí en mi cuaderno).
En el aeropuerto de Tijuana me aguardaba Carolina. Ese fue un día de primeras
veces que después se multiplicarían por mil: vi por primera vez la barda
fronteriza, las mil y una serpenteantes laderas, el Río Tijuana cubierto de
cemento y almas rotas; ese día recorrí por primera vez un tramo de la carretera
Escénica, por donde hoy circulo todos los días de mi vida y también por vez
primera toqué el agua helada del Pacífico rosaritense y vi por primera vez al
sol ocultarse tras las islas Coronados tal como acabo de hacer hace unos minutos.
En ese octubre del 98 comí por primera vez tacos de pescado (como los que comí
ayer), probé el vino ensenadense (tan hechizante como el que bebimos el sábado),
crucé por primera vez la garita de San Ysidro, me subí al trolley en San Diego,
bebí cervezas en la Revu, visité el Ranas y el Sótano Suizo en la Plaza Fiesta
y lo que hoy forma parte de nuestra vida cotidiana era absolutamente novedoso
en ese aquel otoño. Pasé mi primera noche bajacaliforniana en una casita de
playa arrullado por el rumor del mar, sin saber que tendría un hijo
bajacaliforniano y que en esta tierra viviría la mayor parte de mi vida. Qué fácil
hablo hoy como si tal cosa de 25 años. En ese entonces ni siquiera había
cumplido esa edad
Esto es Baja California- Una península que por
millones de años fue fondo
oceánico y emergió de las aguas del
Pacífico. “Doncella que surge del mar”,
reza el Canto a Baja California en
alusión a la que es considerada una de las formaciones geológicas más jóvenes
del planeta.
Esto
es Baja California - Un caleidoscopio de
ecosistemas en donde la montaña nevada
no está muy lejos del arenoso desierto y donde el silencio bajo la noche
estrellada en una playa solitaria antecede al neón de la iluminada noche urbana.
Esto es Baja California y así, sin decir agua va, se convirtió en mi sitio en el mundo.