Eterno Retorno

Sunday, October 22, 2023

Hollywood Babylon

 

 

You should've never trusted Hollywood, manda decir System of a Down y no les falta razón. Esta Babel – Babilonia espeta con desparpajo y singular alegría su decadencia. Una de mis tercas manías de viajero es caminar las ciudades al amanecer. Es en la primera luz cuando puedes apreciar un rostro irrepetible y a menudo oculto de las ciudades. El alba revela su cara de recién levantada y su a menudo crudísima realidad y créanme que la cara de Hollywood a las seis de la mañana es mórbida y desapacible. El paseo de las estrellas es como un campo de batalla en donde yacen los caídos del fentanilo, la horda del sueño opioide desparramada en la banqueta. Acaso todo se resuma en la imagen de un mojón de caca humana sobre una estrella. Elegancia gastada. Esta vieja actriz se carga a cuestas más cien añitos no tan bien vividos. La impresión es que su tiempo pasó, que esa ficción llamada futuro no habita por estos, pero la educación sentimental del Siglo XX occidental no sería concebible sin dramas y comedias paridas al pie de estas laderas.

La última vez que estuve por estos rumbos fue en verano de 2008, cuando el Governator Arnold fue anfitrión de la cumbre de gobernadores fronterizos en los Estudios Universales. Lo más destacado de aquella cobertura que hice como reportero de Frontera con mi colega Tizoc Santibáñez, fue cuando el Arnold vistió de Terminaitors a sus colegas Osuna Millán, Bours y compañía. Estados Unidos estaba a las puertas de la gran recesión inmobiliaria en aquel año. Terminaba la era Bush y  comenzaba el tiempo de Obama.   Hoy volvemos a Hollywood por razones harto distintas. Lo que nos trajo hasta acá fue el piano embrujado de Yoshiki y créanme que valió mil veces la pena entregarse a ese hechizo musical. En cualquier caso, pasar dos noches en el corazón mismo de la gran Babilonia te hace meditar algunas cuantas cosas en torno al espíritu de la época. Hollywood en tiempos del baño de sangre en Gaza, donde a la entrada de Beverly Hills  hay una mesa puesta con manteles largos con el nombre de cada uno de los secuestrados por Hamas y en donde  encapuchados onceando banderas de Palestina recorren el por la noche el paseo de las estrellas mientras un predicador cristiano, armado de una bocina profesional,  perora a gritos la inminencia del Apocalipsis y la llegada de los cuatro jinetes por el freeway 5 sin que sus gritos parezcan inmutar a nadie, mucho menos a la horda de hiphoperos que fuman mota de granja y los mil y un personajes que yacen en animada charla o  férreo debate con sus demonios internos. All you maggots smoking fags out there on Sunset Boulevard.

Y con todo, tiene su dosis de magia mirar el atardecer frente a las hieráticas letras de la ladera y bajo un cielo surcado por helicópteros entre coreografías afro y una suavecita brisa otoñal mientras las Californias se engalanan con su vestido de noche.