IORIO
Hoy
murió un personaje políticamente incorrectísimo, algo así como el anti espíritu
de la época encarnado, un provocador vocacional aferrado a darse a odiar. Se
llamaba Ricardo Iorio, es el padrino del Metal pesado argentino y aunque cosechó
detractores y enemigos, nadie podrá acusarlo de traicionarse a sí mismo. Después
de todo, el Metal debe ser así: provocador e incómodo.
“Masticaste
en soledad, por no callar verdades”, le cantó Iorio al poeta Almafuerte, en una
estrofa que podría perfectamente aplicarse a su persona. Por supuesto, a él no
lo verás nunca mencionado en un documental fashionista como Rompan todo y el
mainstream del rock argentino fingirá que mira para otro lado para ignorar su
legado. Apadrinados por el gran Pappo, su fundacional banda V8 irrumpió en el
82 con el seminal disco Luchando por el Metal. En el Buenos Aires de Muchacha
ojos de papel y Seminare, estos antisociales irrumpieron con Destrucción, Parcas sangrientas y Brigadas metálicas mientras gritaban “que se mueran los hippies”.
Y es que en Argentina el Metal es un asunto verdaderamente marginal y anti
sistema con una elevada dosis de crítica política
No
es que el tipo me resultara simpático, pero sucede que el Zeitgeist actual con su invasión woke me resulta tan cagante, que acabo por
sentir cierta nostalgia por boomers odiosos como Iorio
En
cualquier caso, como hormonal metalero que soy, le debo muchísimo a sus tres
bandas: V8, Hermética y Almafuerte. La historia del Heavy Metal en español no
sería la misma sin esos tres nombres.
Sáquense ya la careta
Rompan las ruedas de carreta
Y sin demora ni sospecha
Consuman todo el Heavy Metal