De la desértica inmensidad peninsular nos queda por herencia...
De vuelo las
bitácoras infestadas de serpientes. Corruptos inventarios de horas en el
aire, patrañoso uso oficial de una aeronave bajacaliforniana en cuyo relato
consta el aterrizaje en ciertas arenas coronadas de cascabeles rechonchas. La
imagen muestra hambrientas víboras anilladas arrastrándose entre aves marinas.
Aún no queda claro qué carajos hicieron
los funcionarios volantes junto a aquellos ofidios.
Currucuts aún verdes cayendo en racimo sobre aquella
terraza. Por ahora el legado es solo eso: currucuts y cielo nublado sobre el
herrumbre de un edificio delegacional. Se habla en corrillos de cierto
chambitas milusero apodado el Cuchillo a quien contrataron para ciertos
menesteres. Intento escribir sobre un rollo de papel o plástico. Las palabras
no acuden a la invocación. Los currucuts siguen cayendo.