Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino
Si entre los diferentes países que he
visitado en el mundo tuviera que elegir el que más deseos tengo de volver a
visitar, yo no tengo duda ni me lo pienso dos veces: elijo volver Portugal.
Como por ahora no hay planes inmediatos de cruzar el Atlántico, entonces viajaré
de la mano de José Saramago. Un amigo muy querido, el Profesor Enrique Briseño,
ha tenido el gran detalle de regalarme esta bellísima edición de un clásico de
la literatura de viajes. Lo fascinante de este volumen conmemorativo de 769 páginas,
editado en ocasión del centenario de Saramago, es que además de la crónica viajera, incluye
todas las fotografías tomadas por el propio narrador portugués a lo largo de su periplo de diez meses
recorriendo pueblos, caminos e improbables rincones de su tierra lusitana. Cuánta
razón tienes Saramago: “El fin de un viaje es solo el inicio de otro. Hay que
ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio. Hay que volver a los
pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que
comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino”.